Las Chicas Perfectas

CUARENTA Y UNO

Habían pasado tres meses desde que llegaron a esa ciudad, tres meses de paz y felicidad con lo necesario para vivir.

Ana y Kaspy trabajaban a medio tiempo sintiendo que nada podría estar mejor. Ana misma se sentía útil teniendo una familia propia y lo mejor, no tenía que ver a sus violadores y torturadores libres y vanagloriandose todo el tiempo con quienes sea que quieran oírlos y festejar sus logros.

La muchacha solo sabía reír todo el tiempo, quería al hijito de Kaspy como propio. Incluso se casaron en privado y era legal. Ana tenía diescisiete años hacía dos meses ya.

Estando solos en casa preferían pasar el tiempo desnudos, además era verano. Les encantaba hacer el amor en todas partes de la casa, disfrutando a pleno de aquel amor que ambos sentía y los unía.

Pero su familia no la estaban pasando nada bien. Investigaron hasta descubrir que Adam no estaba tras la desparición de Ana estaba vez.

Anthony les contó a sus padres sobre Kaspy y su relación con Ana. Desde ese momento empezaron a investigar a ese misterioso Kaspy sin resultado alguno.

Anthony intentaba comunicarse con su gemela usando esa conexión que las unía, pero no lo pudo lograr debido a que la misma Ana colocó nuevamente una barrera entre ambos.

Aquello solo despertó la obseción de Anthony por encontrar a su hermana una vez más y esta vez encerrarla en serio.

Cuando Sara obtuvo al fin información sobre el posible paradero de Ana, hacía ya cuatro meses que la muchacha había escapado.

Tanto Nick como Anthony estaban desesperados por encontrar a Ana, para encerrarla en la mansión al completo pagándole los mejores y más confiables tutores. No le permitirían salir ni al jardín de la mansión sin vigilancia.

Sin embargo Sara era quien en verdad entendía a Ana debido a que ella sabía perfectamente lo que se siente ser violada y torturada por aquellos que disfrutan de total inmunidad.

Por tal razón la pelinegra recurrió a Javier para que busque a Ana, en cuanto la encuentre debía comunicarse solo con su persona nada más.

Anthony no lograba entender por qué su hermana actuaba así, y por más que su mamá Sara intentase explicarselo el rubio no podía entenderlo ya que era muy puro e inocente para ello.

No había experimentado el horror que Sara y Ana sintieron. Lo mismo sucedía con Nick. Por eso Sara los amaba tanto a ambos. Y precisamente por eso Anthony era su favorito, era igualito a su amado esposo Nick.

Anthony hablaba con Sindy por su celular sobre lo de Ana y su frustración al haberla perdido por segunda vez. Aunque en ésta ocasión sabía que era felíz. Sin embargo quería tenerla a su lado.

- No lo entiendo Sindy ¿por qué Ana prefirió escapar con ese maldito desconocido a seguir con nosotros su familia verdadera?

Anthony estaba en su habitación, más en concreto apoyado en la ventana contemplando la lluvia caer y mojar todo el jardín.

- El amor te vuelve ciego Anthony, te obliga a hacer incoherencias ya que es parte de ser humanos.

- Pero no debería ser así - contestó Anthony golpeando la pared frustrado.

- Calmate guapo, Ana se enamoró por primera vez y solo quiso vivir su amor a su manera. Es solo eso.

- Sindy ¿soy yo o pareciera que estás de su parte?
- Quisiera tener el valor de Ana es todo.
-¿Qué dices?

- La verdad, me gustaría tener su valor para huir de todo y de todos junto a tí a vivir nuestro amor con salvaje pasión.

Aquello el rubio no se lo esperaba, por tal razón enrojeció hasta la raíz de sus dorados cabellos. 
-S-Sandy yo....tú....nosotros...

- Te sorprendí ¿verdad Anthony?
- Si bastante jajaja — él reía nervioso sintiendo que empezaba a exitarse.
- No debería, después de todo sabes que te amo hermoso chico dorado.

Así la conversación dió un magistral giro, dandole a Anthony algo mucho mejor porque pensar. De golpe empezó a sentir aquella molesta sensación bajo sus pantalones, necesitaba a Sindy de forma urgente.

- Sindy....me...
-¿Acaso te excité?
- Si, bastante maldita sea.

- Excelente - la risa sensual de Sindy resonó del otro lado del celular del rubio - Te amo Anthony.
- Y yo te deseo Sindy.

 




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