Las Chicas Perfectas

CUARENTA Y SIETE

Sara sentía intensos dolores en éste embarazo, dolores que le impedían moverse como normalmente solía hacerlo, limitándose a permanecer quieta el mayor tiempo posible.

Dichos malestares se debían en gran medida al intenso estress que la pelinegra padecía luego del distanciamiento que tuvo con Nick.

Anthony la ayudaba en todo momento, le había comprado abrigadas ropas y gruesas frasadas para pasar el crudo invierno. No soportaba la sola idea de saber que algo malo pueda pasarle a su querida mamá.

Pero la continua amenaza del maldito de Adam y su siniestra agencia tenía al rubio en alerta continua. Esa tarde el telefono sonó y Sara atendió.

Era Adam quien insistía con su continua amenaza, la pelinegra se mantuvo imperturbable. Cuando él acabó, Sara se limitó a preguntar:

— ¿Qué pretendes conseguir Adam?
— Hay Sara, aún no lo entiendes ¿verdad? Te quiero a tí. Siempre fuiste tú, solo quería tenerte conmigo. Aún hoy lo pretendo. Pero eres tan terca amor.
— Quedate con las ganas maldito. 
— Despidete de ese hijo que llevas dentro entonces.
— Ya quisieras.

Luego fue Sara quien colgó, estaba pálida y en extremo adolorida. Cuando Anthony llegó se preocupó sobremanera al verla tan mal.

La ayudó a sentarse y llamó a Karin, quien la revisó al completo, llegando a la conclusión de que Sara estaba afectada por los nervios. Le recetó calmantes que no afectaban al bebe que la misma Karin se lo compró.

El resto del día pasaron juntos madre e hijo, abrigados y conversando de todo un poco. Anthony intentaba levantarle el ánimo a su querida mamá Sara, mentras le hacía masajes en las partes adoloridas de su cuerpo.

Poco a poco Sara fue calmandose y los dolores iban mermando de intensidad. Haber recuperdo a Anthony significaba muchisimo para la pelinegra.

Entrada la noche el timbre sonó y Anthony fue a atender. La palidez invadió el rostro del rubio junto a la furia que se reflejó en su mirada. Sara estaba en el living.

— ¿Quién es Anthony? — preguntó acercandose a la puerta y al verlo del otro lado se asombró — ¿Nick?

—¿Qué buscas aquí padre? — preguntó Anthony saliendo de su asombro

— Hola Sara ¿puedo pasar? — quiso saber Nick
— ¡No! ¡Solo vete y dejanos en paz! — explotó Anthony.

— Anthony...hijo, permite a tu padre pasar — dijo suavemente Sara.
— No mamá, él no te merece.
— Por favor hijo.

Nick sujetó a Anthony de las muñecas y lo apartó ignorando sus protestas. Así pudo entrar y cerrar la puerta. Anthony se hizo soltar y se colocó frente de Sara protectoramente.

Nick miró con asombro el lugar, la pobreza en que vivía su amada esposa era increíble y se odió a sí mismo por eso, ya que el único culpable era él mismo al dejarse llevar por el dolor y la intensa preocupación que tenía por Nagi.

—¡No permitiré que sigas lastimando a mamá Sara! ¡No y no! 
— Perdoname Sara, sé que es mi culpa y yo...no tengo excusas que justifiquen mi accionar.

—¿Qué dijiste? — Anthony lo miró incrédulo.
— Nick — dijo Sara — ¿Hablas en serio? 
— Totalmente en serio Sara, yo....no quiero perderte ni a tí tampoco Anthony.

Sara corrió a sus brazos sintiéndose desfallecer, en su estado se encontraba en extremo sensible.

Anthony respiró profundo al ver a sus padres abrazados fuertemente. Podía ver el amor en sus rostros, pero su padre había actuado muy mal.

— Padre la echaste a la calle sin importarte nada

— Lo siento Sara, lo siento mi amor. Por favor dame otra oportunidad.

— Nick....estoy embarazada.
—¿Qué?
— De cuatro meses ya.

Nick colocó su mano en el vientre de Sara sintiendo a su bebe moverse. Se le llenó los ojos de lágrimas.

— No mereces su perdón padre — Anthony seguía dolido con su padre por la forma en que trató a Sara.

— ¿Nos aceptas de nuevo Nick? — preguntó sumisamente Sara 
— Te amo Sara y ésta vez no pienso alejarme de tí.

Anthony se puso enfermo al ver la sumisión con que actuaba su mamá. No era justo. Sara debía recuperar su autoestima.

— Padre, Adam la está acosando y tú la echaste.

Nick abrazó con dulzura a Sara sintiéndose la peor basura.

— Encima tiene un mal embarazo padre. Sus dolores fisicos son intensos. Maldita sea ¿qué demonios pretendes? ¡Sara te necesitó todo este tiempo, pero tú te alejaste de ella por culpa de Ana!

— Anthony solo cuida de mí
— Ya me dí cuenta mi amor.

Nick se alejó de Sara para acercarse a su hijo y abrazarlo pese a su rechazo.

— No volveré a fallarle a tu mamá ni a tí tampoco. Dame otra oportunidad hijo. Vuelvan a casa conmigo una vez más.

Anthony aceptó finalmente, ya que sabía que Sara necesitaba de Nick con desesperación. Además él también lo extrañaba. Así esa misma noche todos volvieron a la mansión. Incluso los tres amigos de Sara.

Al llegar Ismael los recibió con intensa alegría. Anthony vió que Kaspy ya se había trasladado a vivir a la mansión también junto con Ana. Supo que volvían a estar casados.  

Y aunque vio que su gemela estaba en silla de ruedas, Anthony no sintió otra cosa más que profundo rechazo.

Miró a Ana con furia total y cuando ésta quiso decirle algo, la interrumpió.

— Es culpa tuya Ana, todo ésto es por tú culpa. Te mereces estar así, ya que te la buscaste.
— Hermano....yo....
— No me hables Ana, me repugnas.

Luego se perdió en su propia habitación ignorando a Kaspy directamente. Sara se acercó a Ana sonriéndole.

— Lo siento mamá — dijo Ana — No debí intentar escapar así.

— Lo importante es que te recuperes pronto hija. Lucy te revisará. Ella es una excelente doctora. En cuanto a Anthony....solo dale tiempo. Se le pasará.

— Eso espero mamá.
—Bienvenido Kaspy
—Gracias e igualmente Sara.

Así Kaspy llevó a Ana a la habitación de ambos, mientras que Nick llevó a Sara a la propia habitación. Allí planeaba compensarle por todo lo que le hizo pasar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.