Las Chicas Perfectas

CINCUENTA Y OCHO

Ana al fin había podido empezar a caminar gracias a los esfuerzos relizados junto a su familia. Poco a poco fue independizandose otra vez .

Ahora volvía incluso a correr por sí misma, sin problema alguno. Reía como un niña con sus juguetes. Jamás imaginó que algo tan simple y común como caminar y correr le resultaría tan embriagador.

Se sentía en el mejor de los mundos. Volvía a ser el doncella perfecta para su amado Kaspy, quien se excitaba de tan solo verla. Junto a su bebé eran una verdadera familia.

Y lo mejor de todo al menos para Ana, era que su gemelo Anthony la perdonó y aceptó su relacion con Kaspy.

Sara y Nick volvían a estar unidos y el rubio siguió acompañandola en los ejercicios de fisioterapia. Al estar tranquila y relajada, Sara no sentía los dolores físicos.

Eso podía saberlo su amado dorado, por tal razón viviría solo para mantenerla a salvo y relajada. Eso lo hacía sentir mucho más firme en sus deseos de acabar con ese maldito de Adam.

Sin embargo ahora, en esos momentos, mientras estaban solos en la habitación nada importaba, nada más que ellos dos y ese intenso amor que sentían el uno por el otro.

Nick abarazaba a su amada con intensidad, mientras miraban el crepitar de las llamas de la chimenea sentados en el sillón juntos.

Al rubio le encantaba explorar con sus manos el excitante cuerpo de Sara perdiendose en su negra cabellera, aspirando su delicioso aroma.

Tenerla en sus brazos lo hacía sentir que estaba en el mejor de los mundos, sabiendo que mientras Sara siga a su lado bien que valía la pena vivir y defender lo que tanto le importaba.

Colocó su mano derecha sobre el vientre de Sara sintiendo a su bebe moverse, estaba junto a ese roce. Que felicidad le provocaba aquello.

-Está feliz de saber que intentas sentirlo - le decía Sara sonriendo - Te ama Nick, puedo percibir su intenso amor hacia tí.

- ¿En serio?
- Si, es más intenso del que sentía cuando estaba embarazada de los demás. Este en verdad te ama mucho más que los otros.

- Y yo los amo a todos, en especial a tí Sara. Haces que valga la pena cuidarlos a ellos.

Luego besó su vientre para que su bebe no se sienta celoso.
- Mi amor - decía Sara más enamorada de Nick que nunca.

- Bebe hermoso - dijo Nick - Tranquilo, ni sigas causándole dolores físicos a tu mamá Sara por favor te lo pido.

- Nick - Sara le acarició sus dorados cabellos - No es su culpa, no es él sino mis nervios, mi intensa angustia....

- Sara, mi querido amor
- De hecho éstos dolores también lo siente él.

Sara empezaba a llorar debido a su desesperación al saber que Adam aún seguía libre y su nefasta organización intacta.

Además de recordar el momento en que Nick la hechó de su vida, eso en verdad la angustiaba provocándole dolores tanto físicos como morales.

- Perdón Sara - le dijo Nick dandose cuenta cuál era el orígen de su dolor - Por favor mi amor, perdoname ambos perdonenme....por dios.

- El bebe nunca dejó de quererte Nick, este en concreto te ama de verdad con gran intensidad.

-Entonces perdoname tú
- Ya te perdoné
- ¿Por qué sigues sufriendo entonces?

- Porque no soporto la sola idea de que dejes de amarme....por eso.
- Jamás te dejé ni te dejaré de amar. ¿No te das cuenta que no podría vivir sin tí?

Ambos se abrazaron dulcemente y se besaron con infinita ternura. Sara volvía a relajarse una vez más. Y Nick empezaba a amarla en cuerpo y alma otra vez.

Amame Nick, ámame así siempre y verás cómo eliminarás de mi ser todo dolor y angustia. Pero por favor, ámame profundamente.
 




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