Las Chicas Perfectas

SESENTA Y CUATRO

Había quedado en ver a Anthony esa misma mañana, ya que debían ir de compras. Se querían preparar para la fiesta de año nuevo como era debido.

Era tradición aquello, solo que este sería el primer año que podría ir con Anthony. La familia de su padre solía hacer una gran fiesta de año nuevo pero siempre la pasaba muy mal, debido al intenso aburrimiento que sentía. No disfrutaba aquella fiesta por estar siempre sola.

Esto se debía a que todos iban con sus parejas, incluso su padre solía llevar a alguien diferente cada año. Pero ella siempre iba sola. Ordenes de su padre.

Acababa volviéndose a casa al rato a dormir. Pero en esta ocasión podría llevar a Anrhony con ella y eso en verdad la fascinaba.

Sentía que por primera vez disfrutaría de una fiesta que siempre le pareció aburrida y absurda.

Se encontraba tan feliz, que al recibir esa llamada no reaccionó al principio. Su celular sonó y creyendo que era Anthony, atendió diciendo:

- Hola amor ¿estás llegando?
- Amor, así suelo llamarlo yo también cuando acabamos de tener sexo.

-¿Qué? ¿Quién habla?
- La novia oficial de Anthony ¿quién más?
- ¿Quién?

- Soy Misa, novia oficial de Anthony. Te llamo para advertirte Sindy. Alejate de mi novio o lo lamentarás.

Inmediatamente colgó, dejando a Sindy shokeada. No daba crédito a lo que acababa de oír.

¿La novia oficial de Anthony? ¿Misa? ¿Acaso era una broma de mal gusto?

-¡Sindy! - la voz de su padre resonó en el lugar sobresaltandola.
-¿Padre? ¿Qué pasa?
-Eso quisiera yo saber hija ¿qué pasa Sindy?

La joven pelinegra desvió la mirada y sin responder se dirigió a su habitación. Gay frunció el ceño y la siguió. Pero cuando quiso preguntarle otra vez, su hija no se lo permitió.

- Antes que digas algo padre, dejame aclararte que es mi vida.
- Solo quiero saber ¿qué sucede? Después de todo soy tu padre.

- Nada, no sucede nada...aún...
- Sabes que puedes contar conmigo ¿cierto?
- Si padre, lo sé. Y gracias.

Gay se fue dándole espacio a su hija, sabía que lo necesitaba y si quería hacerla hablar, era plenamente consciente de que su privacidad era sagrada.

Sindy se sentó en uno de los sillones acurrucándose con sus brazos pegando sus piernas a su pecho. Miraba el fuego de la chimenea arder, mientras las lágrimas humedecían su rostro.

Se sentía morir debido a lo que acaba de descubrir. Ella se había enamorado de un mentiroso, de alguien que solo jugaba con las chicas.

-¿Por qué Anthony? ¿Por qué me hiciste esto? Yo te amaba en serio...yo...yo aún te amo pero tú...tú ya tienes novia. Y sin embargo actuabas como si no existiera Misa.

El dolor de Sindy poco a poco iba mezclandose con el odio intenso debido a la frustración que su alma albergaba.

Dolor, odio, frustración. Sentimientos alimentados por el intenso amor que la joven sentía hacia el rubio que brillaba como el sol.

Sus lágrimas de dolor se transformaron en lágrimas de furia. Su mirada se oscureció mientras miraba el fuego.

Se quitó las lágrimas con furia intensa y una siniestra sonrisa se dibujó en su rostro al tiempo que murmuraba.

- Así que te gusta jugar con los sentimientos de los demás ¿cierto? Entonces jugaré también....Anthony.

Lejos de allí Anthony y Misa estaban en una confitería besándose con intensidad, mientras alguien les sacaba fotos sin que el rubio sepa nada.




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