Las Chicas Perfectas

SESENTA Y OCHO

–¡Sindy! ¡Abre la maldita puerta o te juro que la tiro abajo! ¡Maldita sea!

Anthony había llegado lo más rápido que le fue posible al departamento de Sindy, lamentandose por no haber pensado antes en esa posibilidad.

Ahora se encontraba allí estando a punto de abrirla de una patada sin importarle nada de nada, cuando Sindy abrió. En verdad se veía cambiada.

Su verde mirada era severa, estaba más pálida que de costumbre y solo furia podía notar en su rostro. Sin perder un solo instante, Anthony entró llamando a su hermana a gritos.

-¡Ana! ¡¿Dónde estás hermana?! 
- Pareces un demente Anthony - dijo Sindy cerrando la puerta - Pero bueno, adelante. Pasa - finalizó con ironía.

- ¿Dónde está? ¿Dónde la tienes Sindy? 
- No se de qué hablas Anrhony, desconozco lo que tu familia hace.

-¡No te hagas la tonta maldita sea! - Anthony sujetó a Sindy de sus hombros y la sacudió con furia - ¡Dime qué hiciste con Ana!

-¡Detente Anthony! - exclamó el primo de Sindy apuntandolo con una pistola - Suelta a mi prima o tendré que dispararte - Anthony miró a quién hasta donde él sabía era su amigo, sin poder dar crédito alguno.

- ¿Qué dices?
- ¡Lo que oiste! ¡Ahora suelta a mi prima de una vez!

Pero Anthony sujetó a Sindy más fuerte y por más que éste forcejase no lograba soltarse de aquel agarre. Más bien fue sujetada de ambos brazos por el rubio, quien endurecía la mirada.

- ¿Qué está pasando aquí? ¿Desde cuándo tú, mi amigo, te volviste mi enemigo al punto de estar dispuesto a matarme?

-Desde que empezaste a lastimar a mi prima, ahora sueltala maldita sea.

- ¡Sueltame Anthony! ¡Ya no tienes permitido tocarme! - decía Sindy.

- ¿En serio Sindy? Que irónico, ya que si mal no recuerdo te encantaba que te toque.

Ante esas palabras, Sindy cerró los ojos con pesar, en verdad había disfrutado haciendo el amor con ese rubio que brillaba como el sol. Pero ahora ya no, ahora solo quería que se arrepienta nada más.

-Maldito, sueltala o disparo - le advirtió otra vez el primo de Sindy.

Pero Anthony sonrió ante sus palabras, moviendo la cabeza como si le hubiese contado un buen chiste.

- No tienes idea con quien te enfrentas amigo.
- No lo volveré a repetir Anthony.
- Bien, en ese caso tendré que mostrarte un poco de lo que soy capaz de hacer.

En menos de un segundo soltó a Sindy, y sujetó el arma de su amigo, al segundo siguiente se la quitó y lo golpeó en la boca del estómago.

Habían pasado tres segundos y tanto Sindy como su primo yacían en el suelo derrotados, mientras que Anthony seguía de pie y con el arma en la mano mirando a quienes hasta hace unos momentos les habría confiado su propia vida.

-¡Hey! ¿Estás bien primo?
- Si...si...no es nada...

-¡¿Por qué lo golpeaste así?! - Sindy seguía furiosa con Anthony - ¡Maldito! ¡Maldito! - Sindy empezó a empujarlo mientras le recriminaba su actitud.

- ¿Qué? Oye Sindy ¿Acaso enloqueciste? Me estaba apuntando con un arma.

- ¡Solo intentaba protegerme!
- ¿De qué hablan? Oigan solo vine por mi hermana ¿dónde está Ana? Diganme y me iré para siempre.

- Es lo unico que deseas hacer ¿cierto? Irte para siempre, total ya me usaste maldito.

Sindy lloraba intensamente, desconcertando a Anthony a más no poder. Recordó lo que Ana alcanzó a decirle sobre su supuesta infidelidad con Misa y se obligó a controlarse.

- Sindy no entiendo de qué va todo esto, ni tampoco puedo comprender por qué la apoyas así tú, quien eras mi amigo. Se suponía que había confianza mutua entre nosotros ¿no?

- No, si mi prima sufre por tu culpa Anthony.
- ¿Al punto de querer dispararme y secuestrar a Ana? ¿Tienes idea de lo ilógico que suena eso?

El primo de Sindy miró para otro lado avergonzado, pero su prima no iba a ceder si Anthony no se disculpaba.

- Solo me usaste Anthony, yo te amé en serio pero tu no.
- Sindy no sabes lo que dices
- ¡Lo sé perfectamente!

Anthony dejo el arma mientras movía la cabeza de un lado a otro. El primo de su novia se apuró a agarrarla y guardarla. Sindy le mostró las fotos de él besandose con Misa.

-¡Mira maldito! ¡Tengo pruebas de tu infidelidad! ¿Qué tienes para decir ahora?

Anthony miró aquellas fotos con gran asombro, y empezando a alarmarse en serio. Luego miró a Sindy y a su primo.

- Chicos...yo...yo no recuerdo haber estado en ese lugar, mucho menos haberme besado con Misa.

- ¿Es lo único que tienes para decir maldito infiel? - le espetó Sindy dolida - ¡La misma Misa me llamó para contarme de su compromiso contigo y pedirme que me aleje de tí.

-¿Y le creíste? ¿Después de decirte que tú eras mi prometida y darte uno de los anillos de compromiso? Por dios Sindy

- ¡Mira las pruebas maldita sea!
- ¡No recuerdo nada de esto! Y tú amigo ¿cómo pudiste creerme tan ruín?

- Es mi prima...
- ¡Pero tú sabías lo mucho que la amaba! Pudiste ayudarme a mí en vez de colaborar con esta locura - Diciendo aquello arrojó las fotos al suelo.

-¿Entonces niegas tu infidelidad? - preguntó Sindy dolida.
- Por supuesto, ya que jamás te fuí infiel. Pero tú desapareciste Sindy ¡Y secuestraste a mi hermana! ¿Sabes los problemas que causaste? ¡No tienes idea!

Sindy seguía imperturbable, lo mismo que su primo. Aquello descorazonó a Anthony a más no poder, pero no se quedaría de brazos cruzados. Llamó a su padre y Sindy nada pudo hacer al respecto.

El primo de Sindy se rindió y lo llevó a la habitación donde Ana yacía sin fuerzas en la cama pero consciente.
-¡Ana!
-Hermano, viniste por mi

Ana se veía muy mal, en extremo débil. Las lágrimas humedecieron el rostro de Anthony del intenso dolor que sentía.

-¿Qué le hiciste Sindy? ¿Por qué Ana está tan demacrada y débil?

-Duele ¿cierto? - dijo Sindy con dureza - Así me dolió tu maldita infidelidad, verte en esas fotos ser besado y besar a otra que no sea yo. Comprobar tu mentira.




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