Las Chicas Perfectas

SETENTA Y DOS

Ismael estuvo chateando con su único amigo durante más de dos horas sintiendose feliz. Pero al ir acabandose la charla, el corazón del niño empezaba a dolerle debido a lo que estaba a punto de hacerle a su único amigo.

Estaba resignado a vivir solo y sin nadie que se digne a mirarlo siquiera, ya que su niñera no contaba porque sus padres le pagaban. Cuando se despidió de Adam, él le dijo:

- Fue un gusto conocerte Ismael. Debiste ser mí hijo. 
- Lo mismo digo yo Adam. Tú debiste ser mi papá.
- Quizás en la próxima vida seamos padre e hijo muchacho.
- Ojalá. Bueno debo irme amigo. 
- Yo igual.

Sin decir más Adam se desconectó. Sabía que Ismael lo traicionaría, lo había previsto. Como así también era consciente de que estaba acorralado al completo.

Misa en breve llegaría al sitio donde él tenía a su hermano prisionero, mientras que Nick y Sara caerían a su casa junto a la policía.

Ya se le habían acabado todas las cartas, no contaba con ninguna más. Salvo esta última. Adam acabaría con su propia vida, no alguien más. Su fortuna casi se había esfumado y así estaba bien. Él no tenía hijos ni pariente alguno.

Pensó en Sara, mientras sostenía en sus manos un vaso de champan al cual le introdujo un potente veneno.

- Sara, debiste ser mí esposa e Ismael mí hijo. Seríamos una feliz familia mi amor. Salud...amor mío.

Adam bebió hasta la última gota. Los efectos se sucedieron al segundo siguiente. Soltó la copa de cristal, que se hizo añicos al estrellarse contra el duro suelo. Él se desvaneció instantes después.

Mientras la vida se le escurría como agua entre los dedos, pensaba en el pequeño Ismael y en cómo le hubo cambiado su oscura alma siendo tan solo un niño.

- Y pensar que mi plan original era envenenarte y...llevarte conmigo al más allá...habría sido mi perfecta...venganza hacia Nick y Sara...pero tu bondad me...me hizo cambiar de opinión...Se felíz Ismael....gracias...mi pequeño ángel....Me....me salvaste...

Sus ojos se cerraron para nunca más volver a abrirlos. La última maldad de Adam no fue realizada debido al intenso poder del amor más puro del pequeño Ismael.

El niño llamó a Misa dándole la dirección donde su hermano se encontraba encerrado. La peliceleste corrió a salvar a su hermano mayor, que estaba prisionero en una casa abandonada.

Cuando al fin pudo abrazar a su hermano, llamó a la ambulancia y luego a Nick. Media hora después todos estaban en el hospital.

Misa se sinceraba con los padres de Anthony, exponiendo a Adam y dispuesta a aceptar su castigo, el que fuese que le sea aplicado a su persona.

Por supuesto que al llegar solo encontraron el cadáver del malvado Adam. Pero no se sintieron aliviados hasta que les confirmaron su muerte.

- Al final lograste escaparte del castigo maldito monstruo - murmuraba Nick furioso con Adam, pero respiraba aliviado ya que había acabado todo.

Sara lo abrazó con intensidad, por primera vez sentía la libertad desde su mismo interior. Eran libres tanto ella como hija Ana. Ambas se besaron con amor desmedido.

Ana también festejó aquella libertad que comenzaba a experimentar. Kaspy la abrazaba con intensidad, ambos tenían la eternidad para festejar aquella tan ansiada libertad. Para ambas parejas aquel era un final más feliz.

Pero no para Anthony ni para Ismael quienes sentían que habían perdido a quienes en verdad querían. El rubio a su tan amada Sindy y su hermanito a su gran amigo. Ninguno salió de su respectiva habitación.

Pero Misa se propuso ser amiga del pequeño Ismael, ya que no podía permitir que ese pequeño siga sintiendo esa horrible soledad.

Para ello le empezó a hablar de los videojuegos que al pequeño tanto le gustaban. Para la peliazúl, no era difícil aquello porque en verdad le gustaba jugar también.

Así al cabo de cinco días, Ismael volvía a sonreír ya que esta vez podía invitar a su amigo a casa.

En cuanto a Anthony respecta, Misa estaba muerta. No le interesban sus motivos, solo sabía que le había mentido a Sindy drogandolo a él.

Era tan solo una vulgar traidora, por lo que no se dignaba a dirigirle la palabra siquiera, pero nada decía al ver la gran amistad que había surgido entre ella y su hermanito Ismael. Había decidio no meterse.

En la mansión aquella, se respiraba una casi feliz armonía, debido al intenso dolor de Anthony que Nick se negaba a ver distanciandolo de su querida hija Ana.

- Los gemelos son adultos ya - decía Nick a Sara esa noche en la habitación solos - Pueden valerse por sí mismos. Si para ambos soy un pesimo padre, mala suerte. Sé que todo esto lo hago por la misma Ana, aunque ella se niegue a aceptarlo.

- ¿Dejarás que Ana se aleje de tí Nick? Cuando siempre se llevaron más que bien. De hecho Ana siempre fue tu favorita.

- Me duele su actitud, que crea que no me importa su persona. Que piense que lo de Sindy lo hago por mí ¿qué demonios le pasa? Maldición.

- Solo está preocupada por su hermano Anthony que por cierto no la está pasando nada bien.

- Sara ¿qué se supone que deba hacer? ¿Convencer a Gay de que saque a Sindy del convento ignorando lo que ésta hizo? ¿Que la acepte como prometida y futura esposa de mi hijo como si nada?

- Quizás sea lo más lógico mi amor
-¿Lógico? ¿De qué logica me hablas Sara? ¡Ana fue secuestrada y drogada por Sindy! ¡Esa jovencita debe ser castigada por sus acciones maldita sea!

- No me grites Nick, no soy sorda.
- Y yo no soy el ogro cruel aquí Sara. Y sin embargo parecería que así fuese.

- Bueno mi amor, ven aquí - Sara lo abrazó con intenso amor - No sigamos con ese tema por hoy ¿de acuerdo?
- Te amo Sara y a tí también bebe hermoso.

Nick besó el vientre se Sara sintiendo a su bebe moverse.
- Está muy pero muy felíz mi amor - le dijo la pelinegra sonriendo - Como lo estoy yo también.

Se abrazaron con intenso amor, mientras se besaban con pasión ardiente. Fuera nevaba con mayor intensidad. Ana y Kaspy junto al bebe se habían ido de luna de miel esa misma tarde.




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