Las Chicas Perfectas

SETENTA Y SEIS

Anthony y Sindy hicieron las pases con sus padres sintiéndose mucho mejor. Gay accedió a darle mayor libertad a Sindy aunque le costaba sobremanera aquello.

Pero sabía que debía confiar en su hija si en verdad quería tener una buena relación con ella. Había descubierto que el encierro no era buen consejero.

A su vez Nick pudo reconciliarse con los gemelos, quienes recuperaron la hermosa relación que solían tener entre ellos.

A su vez no descuidó a Ismael. Se había propuesto ser un buen padre. Sara tuvo un hermosa niña, cuyo parecido fisico a su mamá era mucho más que el de Ismael, ya que ésta era la.viva imágen de Sara.

En cuanto vió a Nick sonrió felíz. El rubio se sentía inmensamente alegre. Pero con este bebe, Sara tuvo una infección en la matriz y tuvieron que quitarsela. Ésto la dejó estéril.

Sin embargo Nick supo hacerle ver que no necesitaba deprimirse en lo absoluto porque ya tenían cuatro preciosos hijos. No necesitaban más.

Ana y su marido se mudaron a otra mansión que su padre le hubo comprado para ellos exclusivamente.

Estaba embarazada de un mes para mayor felicidad de todos. Kaspy era muchisimo más protector que Nick, al extremo de no permitirle hacer nada de nada, obligandola a permanecer sentada la mayor parte del tiempo. Por supuesto que él permanecía a su lado en todo momento.

Ana al fin podía respirar paz siendo alguien muy feliz. Lo mismo sucedía con Sara, quien podía sentirse aliviada debido a que todos los problemas habían desaparecido de su vida. Era intensamente feliz junto a Nick y sus hijitos.

Anthony y Sindy se casaron al poco tiempo, haciendo una grandiosa fiesta. El rubio aún no lo podía creer, al fin era el esposo de esa belleza oscura a la que tanto amaba.

Por supuesto que ellos eligieron vivir en la mansión junto a Gay, aunque Sindy lleváse el apellido de Nick.

Anthony sentía especial aprecio por Gay y no quería que se sintiese solo. Sindy solo sabía sonreír habiendose olvidado de la tristeza y los malos momentos.

- ¿Sabes? Deseo tener un bebe que sea igualito a tí mi amor, identico a tí - le decía un enamorado Anthony a Sindy, mientras estaban desnudos en la cama sin dejar de abrazarla.

Sentir las caricias de Anthony en su cuerpo hacían a Sindy sentirse en el paraíso eterno. Perderse en esos ojos color del cielo en un intenso día de verano era algo maravilloso.

- Deseo que nuestro primer hijo se parezca a tí Anthony, eso me haría a mí inmensamente feliz.

Anthony acariciaba las nalgas de su amada esposa sonriendo de placer, pegandola a su cuerpo y específicamente a su miembro que empezaba a endurecerse.

- En ese caso la cuestión es simple mi amor - dijo el rubio -Habrá que tener mellizos.

- ¿Mellizos? 
- Uno que se parezca a tí y otro a mi.
- Sí, es la mejor opción mi vida. Me encanta la idea.
- En ese caso debemos darnos prisa en fabricarlos ¿no crees?

Como única respuesta Sindy lo besó hasta perder el sentido. Ambos se habían ido de luna de miel a otra ciudad por tres meses.

Los problemas al fin habían terminado y ahora todos podían vivir felices por siempre.

FIN

 




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