Las chicas que nadie elige

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El blog "Chicas que nadie elige"

Después de meses de leer, compartir libros, Bella, Nia, Hope y yo comenzamos a hablar sobre nuestras propias vidas. A veces lo hacíamos entre risas, otras veces con más tristeza, pero cada una de nosotras tenía algo que quería contar. Nos dimos cuenta de que, aunque nuestras historias eran únicas, todas compartíamos una sensación común: la invisibilidad. Nadie nos elegía para ser parte de algo grande, y eso nos dolía, pero también nos unía.

Un día, mientras leíamos una novela sobre chicas que se enfrentaban a la vida y salían adelante, Bella lanzó la idea:

—¿Y si escribimos un libro? No tiene que ser algo profesional, pero al menos podríamos contar nuestras historias, compartir lo que hemos vivido, cómo nos sentimos...

Al principio pensé que era una idea tonta, pero luego algo en mi interior me dijo que tal vez necesitábamos hacerlo. No para que nos miraran, sino para darnos a nosotras mismas una voz.

Decidimos crear un blog anónimo llamado "Las chicas que nadie elige", donde cada una contaría su perspectiva sobre lo que significaba sentirse invisible y rechazada, pero también resiliente. Elegimos escribir sobre nuestra vida diaria, nuestras experiencias en la escuela, nuestras inseguridades, y lo que nos ayudaba a seguir adelante. Cada una de nosotras escribiría bajo seudónimos para mantener el anonimato.

Al principio, el blog tenía pocas visitas. Pero poco a poco, la gente comenzó a interesarse. Quizás fue porque lo que decíamos resonaba con muchos. El blog comenzó a ganar seguidores, y pronto, nuestras publicaciones se compartían entre chicos y chicas de la escuela. Recibíamos comentarios, algunos positivos, otros no tanto, pero las palabras de apoyo nos daban fuerza. Nos hacían sentir que no estábamos solas.

A medida que el blog se volvía más popular, también empezaron a llegar comentarios hirientes. Algunos anónimos, otros de personas que pensábamos que nos conocían. Uno de los comentarios que más me dolió fue el de alguien que decía:

"¿Por qué las chicas feas quieren atención? No tienen nada interesante que decir, solo se quejan. Si fueran bonitas, tendrían una vida mejor. Pero no, prefieren esconderse detrás de una pantalla."

Los comentarios se volvieron más crueles, especialmente hacia Bella, que, al ser gorda, recibía una gran cantidad de ataques sobre su peso. Hope también era muy criticada por sus gafas, y Nia por su acné.

A veces, sentía que las críticas eran como cuchillos afilados clavándose en mi pecho. Sin embargo, nuestras palabras seguían siendo poderosas, y los mensajes de apoyo de quienes sí comprendían nuestra situación comenzaban a ser más numerosos. Nosotras decidimos que no íbamos a dejar que los comentarios maliciosos nos afectaran.

Pero había un chico, Austin, que empezó a comentar en cada entrada. Al principio, sus palabras parecían neutrales, como si solo quisiera darnos su opinión:

"Es interesante leer lo que tienen que decir, pero... ¿no creen que sería más fácil si no se escondieran detrás de un blog? Pueden ser algo más que solo 'las chicas que nadie elige'. ¿Por qué no se muestran tal como son en persona?"

Sus comentarios empezaron a ser más frecuentes y más directos. Parecía que quería decirnos algo más, pero no lo hacía de manera clara. A veces me sentía confundida, y por alguna razón, su presencia online comenzó a ser menos molesta y más intrigante.

Un día, Austin escribió algo que me sorprendió aún más:

"No sé por qué se sienten tan mal consigo mismas. A veces veo lo que escriben, y me pregunto, ¿por qué no se abren un poco más? Nadie las ha elegido, pero eso no significa que no tengan algo valioso. Yo las he estado observando. Y estoy empezando a ver que no necesitan ser perfectas para ser importantes."

Ninguna de nosotras sabía quién era Austin. Nunca lo habíamos visto en persona, y por supuesto, tampoco sabía nada de nosotras. Pero sus palabras empezaron a resonar, no por lo que decía, sino por la forma en que parecía vernos sin juzgarnos, sin importarle cómo lucíamos.

Una tarde, mientras Nia, Bella y Hope debatían sobre qué hacer con los comentarios, me atreví a responderle directamente a Austin en el blog:

"Gracias por tus palabras. Quizás tienes razón. Quizás no necesitamos ser perfectas para ser importantes. Pero aún tenemos mucho que aprender sobre eso. Tal vez tú también puedas ayudarnos a entender por qué las personas se sienten tan cómodas juzgando a los demás solo por su apariencia."

Al principio, no recibimos respuesta. Pero al día siguiente, Austin volvió a comentar. Y esta vez, algo cambió en él:

"Quizás debería haberme presentado antes. Soy Austin, un chico común, que un día decidió dejar de ver las cosas solo desde la superficie. Si alguna vez quieren hablar cara a cara, no soy tan malo como parezco."

Esto dejó a todas nosotras en shock. Un chico, que de alguna manera nos había estado observando, quería conocernos más allá de lo que compartíamos en el blog.

¿Qué significaba esto?

La curiosidad nos quemaba. ¿Era un intento sincero de comprendernos o simplemente un juego más de alguien que solo quería reírse? Decidimos que valía la pena descubrirlo, y con mucho miedo, organizamos un encuentro, pero lo hicimos de manera cautelosa. Si íbamos a encontrarnos con Austin, queríamos que fuera en un espacio donde pudiéramos controlarlo, sin presiones.

Pero, ¿realmente estábamos listas para enfrentarnos a alguien que había estado comentando en nuestro blog y de alguna manera había tocado nuestras vidas sin que lo supiéramos?




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