Las consecuencias de la consciencia

EL LIBRO

A medida que iba creciendo, comencé a pensar sobre el pensamiento de otras personas. Lo que estaba bien o mal y la pregunta de "¿Cómo saber que es está bien o mal?" Probablemente era la única de mi clase que no le prestaba atención a la materia de ética y valores solo por las notas sino para poder darle respuestas a mis preguntas.

Todo lo que aprendía en clase lo comparaba con la vida real, era como si estuviera comparando una manzana de una pera. Lo único igual es que las dos son frutas, pero su sabor y textura cambia. Así me sentía.

Para ese entonces no había retorno, mi mundo había cambiado. Me asustaba con facilidad, mis decisiones y problemas eran maleables y me volví dependiente de mi madre. Si hablaba con alguien era porque ellos me hablaban primero. En todo momento pensaba si cometía un error lo que dirían de mi.  O si lo que yo pensaba de ellos, ellos también pensaban de mi de la misma forma. Eso puso un obstáculo en mi vida. Y aún no lo sabía.

No soy hija única, acompañada de 3 hermanos más, barones. Mi padre casi no se encontraba en casa por motivos de trabajo y lo entendía. Mi madre era buena con todos nosotros, la quería mucho. Era mi mejor amiga. Mi conciencia se desarrollaba a medida que pasaba el tiempo y las situaciones que siempre sucedían delante de mis ojos comenzaron a verse de otras formas. La niña ingenua e ignorante estaba cambiando y tenía miedo, mucho miedo.

No sé como pasó, pero de un momento a otro la relación entre mi padre y yo dejó de llamarse relación. No nos relacionabamos, eran pocas las charlas que teníamos. Mi hermano mayor, era inteligente y siempre nos cuidaba a mi y a mi hermano menor. Era cariñoso y protector. Pasaba vagamente por mi mente cuando mi padre siempre llamaba a mi hermano mayor y no a nosotros. Cuando lo regañaba por hacer algo mal, cuando siempre le decía estúpido. Cuando las veces en las que habían muestras de cariño entre ellos eran nulas. Cuando los abrazos que recibíamos de parte de mi padre, mi hermano mayor no los recibía. Sabía que en el fondo por más ingenua que fuera, yo lo estaba ignorando. Mi mente dio un giro de 180 grados, era la última cosa que faltaba para que ese preciado mundo en el que vivía, se distorsionara.

Uno, dos, tres golpes. Mi hermano mayor lloraba y gritaba que se deteniera. Mi padre con un cable de no saber su procedencia en la mano y marcas en la espalda de mi hermano. Ese fue el hilo que colgaba entre el " mundo de color" y mi "conciencia gris".

Al final se cortó, mientras miraba en silencio temblando el como mi hermano gritaba, mi mente divaga varias veces. Trataba de ignorarlo, de seguir adelante. De volver a ser la niña ingenua. De que eso era normal y era la forma de educar a un hijo. Así que cuando estaba en la biblioteca de mi casa había visto un libro de paso en el estante. 《La educación en los hijos》

Mientras ojeaba aquel libro me fui dando cuenta que todo, absolutamente todo estaba mal. Cuando terminé de leer la única página noté que las palabras se distorcionaban, y sin darme cuenta pasé una de las letras con mi dedo y la tinta se movió manchando todo a su paso. Las lágrimas salían por si solas. Cerré el libro y lo devolví a su sitio.

Tomé una decisión que sin saberlo sería el segundo error de mi vida.

 



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En el texto hay: sociedad, vida, pensamiento

Editado: 30.07.2020

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