Tus ojos se encontraron con los míos...
Ahí, en silencio y con la débil luz de una vela, pude ver tu mirada intensa
Aquella que me decía que me querías y me deseabas.
Pero… ¿por qué no lo dijiste? No dijiste palabra alguna.
Háblame…
Luego, tu boca se encontró con la mía lentamente,
¿es tu forma de hablarme?
Me gusta.
Tus manos tomaron mis rizos y comenzaste a peinarme,
¿es tu forma de hablarme?
Me gusta.
Escuché tu respiración agitada rompiendo aquella noche silenciosa.
Háblame...
Luego, tu otra mano me empujó hacia ti,
¿es tu forma de hablarme?
Me gusta.
Temo que me gusta y me asusta.
Háblame en la manera que lo puedas hacer sin miedo, pero háblame.