- ¡¡CHICAS!!
Casandra aparece por la puerta del reservado con una sonrisa de oreja a oreja. Mi cara es un autentico poema porque empiezo a agobiarme por segundos. Siento que la noche no está saliendo para nada como yo esperaba. Rubén no se ha acercado a mi , y creo que me ha visto alguna que otra vez, y los chupitos empiezan a tomar las riendas de mi conciencia.
- ¿Dónde demonios estabas?
- Dando una puti vuelta nena, ¿qué te pasa? Estás sudando tela.
- El tequila.
- ¿Qué?
- ¡EL TEQUILA!
La música está bastante más alta que al principio y el reservado a revisar de gente. Casi todas las caras me son familiares pero hay bastante gente que no estudian en mi instituto. Está sonando Opium , la canción, y Ruben baila en el centro de la pista con unos movimientos que me hacen sudar aun más.
- Aun no he saludado a Ruben- grito- Te estaba esperando.
- ¿En serio? Vamos a bailar.
Casandra me arrastra hacia la pista con Martina siguiéndonos de cerca. Se contonea a ritmo de la música mientras me agarra por la cintura y me hace moverme a su antojo. Soy muy tímida pero tengo buen ritmo. Gracias al ron y a los chupitos me siento un poco más lanzada y me olvido de todas las personas que tengo a mi alrededor. Martina levanta los brazos y menea la cintura siguiendo la música. Está bastante desatada y su pelo liso ha empezado a hondularse un poco por el sudor pero sigue estando perfecta. Casandra pega su espalda a la mía mientras nos movemos arriba y abajo. Empiezo a divertirme más de lo que esperaba. Nos hemos ido moviendo, sin darme cuenta, y estamos pegados a Rubén y a su grupo. Cuando menos me lo espero Casandra le mete un culazo y este se gira encontrándose con mi mirada de frente. Que hija de puta…
- ¡Ey!
- ¡Ey!- contestó imitándolo.
- No esperaba verte aquí- dice a la vez que me da un beso en la mejilla.
Mi corazón se acelera y si la música no estuviera tan fuerte estoy segura de que podría oírlo desde donde está. Nunca antes me había dado un beso y huele tan bien como siempre. Usa invictus , lo sé porque Max también lo usa. ¡Max! Me he olvidado por completo de escribirle. Maldita sea soy una amiga de mierda y él es tan orgulloso que me costará una semana que me perdone si no más. Pero ahora mismo solo puedo centrarme en Rubén y en lo guapo que está bajo La Luz de los focos de la discoteca.
- ¿Qué tal el examen?- intento recordar los consejos de Casandra.
- De Puta madre. Lo he clavado. Te debo una morena.
¿Morena? ¿Yo? Oh Ruben… que zalamero eres. La sonrisa me llega d oreja a oreja y espero haberme cepillado bien los dientes porque hemos comido pizza y no quiero pensar que el orégano se me halla quedado incrustado. Cuando siento que el silencio se extiende demasiado improviso.
- ¿Una copa?
- ¡Venga!
Ruben pide un jagermeister con red bull y yo, que no quiero que piense que soy una pava, decido imitarlo por hacerme la interesante y eso. Cuando doy el primer sorbo tengo que disimular la cara de asco que se me queda.
- ¿Sabes que esta bebida la inventó un cazador alemán?
Sé que no lo se porque Rubén es muy guapo pero muy tonto. La frase “nada está tan vacío como un cerebro lleno de si mismo” hace honor a Ruben cien por cien.
- Por eso lleva un alce dibujado. – añado.
- ¿Un alce?
- Si… un ciervo…
- ¡Ahhh! Un ciervo vale, vale . Es que habías usado una palabra muy rara.
Sonrío tímidamente. A veces no entiendo como Ruben acabó la secundario ni como va a terminar el bachillerato. Bueno puedo hacerme una ligera idea… supongo que las generosas donaciones de su padre habrán contribuido en algo.
- Estás muy guapa. – me dice- Quiero decir que estás más guapa de lo normal.
Intento asimilar si es un cumplido o no aunque yo creo que si así que le doy las gracias y soy consciente de que debo tener cara de idiota ahora mismo. Límpiate la baba niña y compórtate.
- Tu estás igual de guapo que siempre- el que habla es el jagermeister no os vayáis a pesar.
- ¿Bailamos?
- ¡Venga!
Antes de que me quite la copa, para dejarla sobre la barra, me bebo un medio vaso de una sentada. Necesito coger fuerzas para bailar con Ruben o me desmallaré a la primera.
Gracias a Dios el DJ ha variado un poquito la música. Ha pasado del techno y ahora suena Con Calma de Daddy Yankee. Dejo que Ruben sea el que me guíe y noto como me tiemblan las piernas. En algunos momentos incluso creo que he dejado de respirar. Me coge las manos, sobre nuestras cabeza, y nos contoneamos al ritmo de la música. Me hace girar sobre mi misma alguna que otra vez y , aunque todo empieza a darme vueltas, me siento eufórica.
La siguiente que suena es Aullando de Wisin y Yandel y Rubé me pega más a su cuerpo mientras me agarra por la cintura. Prácticamente nos estamos tocando enteros. Y digo enteros porque puedo notar algo duro y abultado en la zona de la entrepierna. Creo que me voy a morir pero tengo que disimular y aguantar el tipo. Estoy sudando, por el alcohol que llevo en el cuerpo y los refregones que me pego con Ruben , pero todo me da igual y ni si quiera me importa como estará mi pelo a pesar de que soy una obsesa con él. Necesito dar algún paso , estoy dispuesta a tirarme a la piscina con todas las consecuencias, pero no sé muy bien que decirle. En un momento dado veo a Cassy y a Martina que me miran mientras bailan en una esquina. Casandra me hace burla y simula pegarse un morreo con la palma de su mano, la muy cabrona… Martina me enseña los dedos pulgares deseándome suerte.
- Me alegro de haber venido- digo por fin- Y de haberte visto.
- ¿¡Que?!
Me pego más a su oido .
- Que me alegro de haber venido y de haberte visto.
Mis labios se han rozado con su oreja y puedo notar que se le ha puesto la cara de gallina. Para ser sincera creo que acabo de mojar las bragas, no quiero mentir. Me siento un poco avergonzada pero siento que quiero tenerlo cada vez más cerca. Después de tantos años por fin lo tengo aquí, para mi.
- Que calor… Estoy un poco mareada.
- ¿Quieres que salgamos a la terraza?
- Vale
No era una estrategia pero me ha salido bien. Ruben pilla un par de botellas de agua y me conduce hasta la terraza de la discoteca para que me de un poco el aire. Se la conoce bien se nota que la frecuenta bastante pero es normal porque el acaba de terminar el segundo curso y yo ni si quiera salgo de mi barrio.
Nos sentamos en un sillón súper cómodo con unos cojines que te tratan nada más apoyarte en ellos y él se queda mirándome fijamente mientras me a parta el pelo de la frente. En este momento creo que he muerto y estoy en el cielo y si es un suelo no quiero despertarme.
- ¿Dónde has estado todo este tiempo Babi Martín?
- En la casa de al lado – rio- dándote clases cada tarde en mi salón. Aunque creo que no interesaba demasiado.
Me sorprende que sepa mi apellido pero , en realidad, todos nos conocemos en mi urbanización.
- Porque soy respetuoso y eso. Eres mi vecina y paso de movidas pero me has gustado siempre.
¿Queeeeeeeeeeé? Cierra la boca Babi, cierra la poca o te verá hasta las amígdalas.
- ¿En serio? Pues ya somos dos.
Se acerca a mi. Se está acercando a mi. Dios mío de mi vida, ¿qué hago? ¡Socorro! Hipervntilando en tres, dos, uno…
Me besa. Rubén el vecino buenorro barra chico de mis sueños me acaba de besar. Un beso mullidito, suave, cálido… un beso que me sabe a gloria. Quiero retener cada detalle de este instante. Su mano está en mi rodilla izquierda, la otra en mi mejilla y está sonando El Despertar de Neil Moliner. El beso se convierte en un morreo en toda regla y pierdo la noción del tiempo.