Cuando la profesora dio los grupos tuve unas inmensas ganas de estrangularla.
Con un poco de reticencia a hacerlo, acerqué lentamente el banco hacia donde ustedes ya se encontraban reunidos (aunque me senté un poquito más lejos, por si las dudas)
Tratando de no mostrar mi nerviosismo saqué mis cosas y me preparé mentalmente para lo que iba a venir.
Porque de ustedes tres, juntos, no me esperaba nada bueno.
Entonces esperando el desastre inminente, comenzamos a trabajar.