Con cada segundo que pasaba mi nerviosismo iba aumentando porque...
Nada ocurría.
Si bien tu amigo soltaba comentarios algo incómodos de vez en cuando, no era nada que con un pequeño sonrojo y el seguir escribiendo sin hacerle el mínimo caso, pudiera manejar.
Y ella, ella me trataba extrañamente bien. Aunque mi sospecha era que lo hacía de forma falsa, no puse objeción.
Si mostrando esa faceta, para nada suya, creía que iba a conquistarte... por mi bien.
Y por último vos.
Bueno, en ningún momento del tiempo en que nos conocíamos me habías hecho algo, pero como estábamos con personas con las que te solías rodear creí que por fin ibas a sacar ese lado que estaba esperando.
Pero de nuevo me equivoqué.
No solo no hiciste nada en contra mío, sino que fuiste amable, y no lo sabes pero en ese momento te lo agradecí internamente.
Entonces desde ese día te comencé a mirar diferente.