Con todas mis fuerzas traté de llevar esos pensamientos a un lugar olvidado de mi mente.
Sin embargo me lo ponías difícil cada vez que te veía sonreír o simplemente te veía, ahí, al lado mío.
Créeme, yo no quería esto. Incluso intenté mentirme a mí misma diciéndome que me gustaba otra persona, esa con la que aun hoy en día, sueles cargarme.
Porque sí, ahora lo acepto.
Me gustabas, aunque en ese entonces… nunca lo acepté.