El tiempo pasó y llegó la época de los despertares.
Ah, los quince años, que lindo.
Al buscarte en cada uno de ellos o preguntar sutilmente si irías, me di cuenta de que mis sentimientos también habían aumentado.
Aun así seguía en la etapa de negación.
No fuiste a ninguno de los que yo fui, y en los dos que podríamos haber coincidido… a uno yo no pude ir y al otro no fuiste vos.
Y era el de tu supuesta novia.
Mentiría si dijera que no me sorprendí, o sea, cuando llegué imaginé que ya estarías allí por ser lo que sea que eras de ella.
Sin embargo, más tarde me mandaste un mensaje y me enteré de que preferiste quedarte haciendo unas cosas en tu casa.
Entonces ahí entendí de que lo suyo no era tan grande como se veía.
Y una pequeña chispa de esperanza se encendió dentro mí.