Recuerdo que estábamos en hora libre y yo me encontraba apoyada en la pared, de brazos cruzados, observando las tonterías que hacían.
Mis amigas habían desaparecido por lo que las estaba esperando.
En un momento, te acercas para realizar uno de tus males.
Y mala de mi por encontrarme al lado del interruptor de la luz.
En tu intento por hacer desastre, quedo atrapada entre vos y la pared, con uno de tus brazos obstruyendo la salida.
Estoy segura de que no lo hiciste a propósito (bueno, al menos eso creo) ya que al mirarte tu rostro estaba demasiado cerca del mío, pero enfocado en prender y apagar la luz.
Sin embargo, eso no impidió que saliera casi corriendo por el espacio libre que tu otro brazo no se encontraba tapando.