Las cosas que nunca le dije (y probablemente no le dire)

XXXVI

La verdadera y renovada cadena de desgracias comenzó una mañana.

Hacía días que habías comenzado a cambiar.

Las pocas charlas en las que vos hablabas y yo te escuchaba se estaban acabando. Tus bromas y momentos de molestar también.

Y todo porque te la pasabas con la mirada pegada a la pantalla del celular.

Ni siquiera prestabas atención a la clase (cosa que anteriormente hacías, al menos, un poquito más) y no te ocupabas de las cosas que debíamos hacer.

Por eso no aguanté mi curiosidad y con toda la disimulación del mundo que pude imprimir en este acto, mientras vos escribías, le eché una miradita a la pantalla.

Y leí el nombre de una chica, y un emoticón a su lado que tenía forma de corazón.

O tal vez yo lo vi como uno al empezar a formar millones de historias en mi cabeza.

Dicen que la curiosidad mató al gato.

Pues a este gato se le fisuró el corazón.



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En el texto hay: tristeza, amor, amor adolescente

Editado: 20.11.2020

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