Las cosas siguieron su rumbo normal.
Solamente que ahora entre nosotros había una verdad dicha que afectaba a alguien.
Me afectaba a mí.
Nunca lo mostré, ni siquiera di un indicio, o si lo hice supiste ocultarlo demasiado bien.
Sin embargo seguí a tu lado porque prefería tu amistad y/o hermandad antes que nada.
Pero déjame decirte que lidiar con el peso del secreto de un sentimiento escondido y el dolor de un corazón roto, no es fácil.
Para nada.