El tiempo pasó y un día me dijiste unas palabras que probablemente nunca hubiese querido escuchar.
“Vas a conocer a mi novia”
Unos días antes una profesora había organizado un encuentro con otra escuela de otra ciudad en la que justo vivía ella.
Porque sí, es de otra parte.
Y justo venia el último año de esa escuela que es justo donde cursaba ella.
Porque sí, es un año mayor que vos.
La cosa es que no solo venía a nuestra escuela.
Nos habían divididos en grupos y, ¡oh, sorpresa! Me había tocado con ella.
Cuando lo me dijiste, lo hiciste con una emoción que se me hizo imposible negarte o siquiera hacer un comentario sarcástico.
Porque estabas emocionado de que tu hermanita conozca a tu supuesto amor de tu vida.