La verdad es que a tu novia si la conocía.
Tal vez no tan bien como cuando fue a nuestra escuela pero la vi una vez anteriormente.
Era un fin de semana. Había salido a merendar con L y luego de eso fuimos a caminar por el centro.
Pasaste en moto y me gritaste como a media cuadra antes de alcanzarme para que te notara, cuando pasaste por mi lado me sonreíste y moviste tu mano.
Ella se dio vuelta y literalmente clavó la mirada en mí.
La enorme sonrisa que tenía en mi cara a causa tuya fue disminuyendo hasta convertirse en una tímida a modo de saludo para ella.
No recibí el mismo gesto de su parte, pero tampoco dejó de mirarme.
Y me siguió mirando hasta que doblaron en una esquina.
No voy a negar que me dio escalofríos.
Y más aún al enterarme de que, si bien yo no sabía mucho de ella.
Ella si sabía demasiado de mi existencia en tu vida.