Anunciaban lluvia para el día en que nos juntábamos a hacer el trabajo.
Feliz porque no iban a tener que pisar mi casa y por ende, no ver a mi mamá, la suerte no estuvo de mi lado.
Jamás creo que había aborrecido la idea de que mi mamá supiera cocinar tan bien.
Aprovechando el mal (hermoso) tiempo, querían tortas fritas, vos especialmente que tenía a mi madre comiendo de la palma de tu mano.
Y ella por supuesto no se negó a la petición.
Así que si antes pensaba que me iba a librar del interrogatorio.
Ahora no tenía escapatoria alguna.