Comimos tortas fritas a más no poder acompañadas de mate.
Nos reímos por las bromas que iban en tu contra y yo te miré con ternura cada vez que lucias avergonzado.
Te reíste de mí cuando tuve que barrer algo que se cayó porque sinceramente no nací para hacer las tareas domésticas.
Nos la pasamos cantando a cada rato la canción de Barbie.
Nos imaginamos como te verías vestido de Ken (bueno, yo más que todo)
Pero lo más importante fue que prometiste que para mi próximo y ya casi cumpleaños ibas a ir a festejarlo conmigo.
Y sinceramente, no podía esperar.