Volvimos a reencontrarnos cuando estaba a punto de ser nuestro turno para entrar en escena.
Nos habíamos dividido en dos grupos para entrar desde ambos lados del escenario y justamente te tocó del mismo que yo. Se notaba a leguas que estabas nervioso, especialmente cuando sonreías y dabas pequeños saltitos tratando de quitar esa sensación de alguna forma.
Y nunca me voy a cansar de repetir, te ves adorable así.
De vez en cuando mirabas en mi dirección y yo te sonreía intentando infundirte ánimos y vos me sonreías, y me los dabas a mí.
Cuando llegó la hora y te vi ahí realizando tu papel, no pude evitar sentirme… ¿orgullosa? ¿Enamorada? No lo sé, solo sé que no podía parar de sonreír mientras mi mirada estaba clavada en vos.
Al final nuestro acto terminó y la próxima vez que te vi fue al lado del escenario junto a nuestros compañeros, cosa que me sorprendió porque creí que estarías todo el tiempo con tu novia.
En fin, en el instante en que nombraron al ganador y no fuimos nosotros, fue divertido ver como comenzaban a quejarse, incluso se subieron al escenario, porque sinceramente éramos lo más propensos a merecer ese puesto.
En conclusión, por esa noche, no podía pedir nada más.