A pesar de que faltaba un año, ya todos empezábamos con los preparativos de la graduación.
El final de todo.
Que el salón, que la música, que la comida, y un largo etcétera.
Por eso mismo cada cierto tiempo, todas las madres se reunían para decidir qué van a hacer y en una de esas veces, decidí ir, solo por curiosidad.
Sin embargo, lo que menos esperaba era que al finalizar la misma, tu mamá se acercara a la mía y le preguntara: “¿Vos sos la mamá de A?”
Recuerdo quedarme congelada en mi lugar y E que de igual forma había decidido ir, comenzar a reírse. Esperaba que mi mamá dijera que si pero no me mandara al frente, no obstante, estábamos hablando de mi mamá.
Ella se acercó y me saludó con toda la naturalidad del mundo, incluso me llamó por el apodo que todos usaban. Me preguntó que como hacía para soportarte, duda que todos tenían pero solo yo sabía la respuesta.
Y luego agregó el hecho de que su hijo de vez en cuando volvía con todos rayones en los brazos, y yo me sonrojé recordando todas las peleas en los que parecíamos niños intentando manchar al otro… eso solo consiguió que E riera más.
Cuando nos despedíamos ambas madres se quedaron hablando y eso me dio qué pensar, demasiado.
Y a lo último, cuando nos despedimos, me saludó como si me conociera de toda la vida.