Creo que es muy común escuchar el dicho de que alguien tropieza con la misma piedra, quizás más de una vez.
Bueno, yo llamaría a lo mío: masoquismo.
O quizás era dejar de lado el orgullo y no rebajarme al nivel de nadie, o ser demasiado ilusa y seguir pensando que todo va a ser diferente.
Maldita esperanza.
Navidad llegó, y como siempre mi mensaje para vos, también lo hizo.
Me respondiste, cosa que me hizo feliz, pero siempre lo hacías así que no me permití pensar otra cosa. Eso sí, me llamaste hermanita, cosa que ahogué más tarde en unas tres bolsas de maní con chocolate.
Cosas que pasan cuando no tomas alcohol.
Como sea, lo importante siempre viene en año nuevo. Otra vez dije que iba a esperar que me mandaras un mensaje, algo que se estaba convirtiendo muy habitual todos los años.
Creo que ya todos conocemos la respuesta sobre lo que sucedió, ¿no?
Y realmente esa vez, algo cambió dentro de mí.