El mismo día de la convivencia, encontré un dibujo tuyo.
Como era un día lluvioso, decidí quedarme en mi pieza y revisar las carpetas con dibujos que había realizado anteriormente.
Y como si fuera una mala película de esas en las que cuando menos necesitas aparece un recuerdo de quien tratas de olvidar, tu dibujo apareció.
Pasé de página y lo vi. Ahí, a medio pintar. Con todos esos detalles que les hacías porque querías que lo pintara “colorido”
Y recordé, como en la mañana, todas esas veces que dibujamos. Y especialmente aquella cuando me diste uno por primera vez para que lo terminara, cosa que hice y te lo devolví.
Y lo guardaste.
¿Aún lo conservas como yo hago con este?
¿O acaso también lo tiraste, lo dejaste de lado, como estás haciendo conmigo?