Las cosas que nunca le dije (y probablemente no le dire)

¿El verdadero adios?

*carta no entregada*

Querido G:

Estoy escribiendo esto mientras cada cierto tiempo levanto la mirada en tu dirección. Modo acosador activado.

Mentira, no te asustes. Es necesario para la inspiración, eso es todo.

Sé que te estarás preguntando el propósito de esta carta y tratando de encontrarle una explicación al comportamiento que tuve cuando te la entregué.

Pues acá va el porqué, y quizás te ayude a entenderme: en esta carta voy a decirte todas las cosas que nunca te dije y que alguna vez podría haber llegado a jurar que no te iba a decir. Pero los pensamientos y las circunstancias cambian, al igual que las personas.

Dicen que para saber que la persona que quieres es la indicada, para saber que de verdad estamos enamorados, uno debe aprender a amarla por completo. Uno debe aprender a amar su lado bueno y su lado malo.

Bueno, en este último tiempo yo conocí tu lado malo… y no pude soportarlo.

Supongo que salir de la burbuja en la que alguna vez creí que estábamos sumergidos me ayudó a abrir los ojos y a darme cuenta de que todos estos años me la pasé haciendo una cosa: idealizarte.

Eso no quiere decir que de repente te odio y que ya no voy a querer saber más de vos. Simplemente significa que ahora te quiero, pero no como creí que seguía haciéndolo.

Porque con esto no estoy renunciando a vos, aún nos queda un largo camino por recorrer. Pero si renuncio a lo que siento.

¿Difícil? Uf, como no tenés idea. Porque eso alguna vez fue real, muy real y poderoso.

Porque cuando veía tu sonrisa, todo se iluminaba; cuando escuchaba tu voz, todo se tranquilizaba; cuando olía tu perfume, todo estaba bien; y cuando sentía que alguna parte de mi cuerpo estaba en contacto con la tuya, por más pequeño que fuera el acto, encontraba mi lugar.

¿Pero es imposible? No, porque logré hacerlo. Bueno, casi en su totalidad.

Porque sé que una parte de mí, por más chiquitita que sea, siempre se va a saltar un latido cuando te tenga cerca, siempre va a sonreír cuando vos lo hagas y siempre va a suspirar cuando hagas algo bonito.

Porque fuiste eso que llaman “primer amor”. Ojo, no completamente, pero si parecido. Quizás podría llamarte “primer crush oficial” o “primer amor no amor”, no lo sé, sin embargo, creo que se entendió.

Y por todo eso, decidí que no puedo vivir por siempre atada a ti. Porque no puedo vivir atada a alguien que realmente no existe, alguien que solo es una idea y ya. Solo logro lastimarme una y otra vez.

Aunque, siendo sincera, tuve mis razones para verte de esa forma porque alguna vez fuiste así. Alguna vez tuvimos una oportunidad de hacer este sueño realidad. Alguna vez, casi estoy segura, me quisiste de la misma forma en la que yo lo hice.

Alguna vez yo dejé pasar esa oportunidad.

Y vos no hiciste nada al respecto.

¿Por qué no luchaste por mí de la misma forma que lo hiciste por ella?

Supongo que esas y muchas más fueron señales de que lo nuestro nunca pudo ser… y lo acepto.

A pesar de todo fuimos una linda historia que siempre voy a llevar en mi corazón. Me hubiese gustado que el final fuera diferente, pero no todo en nuestra vida ocurre como lo planeamos.

Y ahora que me encontrás mirándote y soltás uno de tus típicos “¿qué me mirás?” en broma mientras me sonreís, tengo constancia de ello.

Lo único que espero es que seas feliz, y que por favor, no me olvides como yo no lo haré contigo.

Un lugar en mi corazón lleva tu nombre.

Con amor, un amor para siempre.

A.



#1914 en Otros
#469 en Relatos cortos
#4882 en Novela romántica

En el texto hay: tristeza, amor, amor adolescente

Editado: 20.11.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.