“Ella es una tormenta rodeada de avioncitos de papel” —David Sant.
LYAH GRAHAM
— ¿Es lo último que recuerdas?—Cuestioné preocupada de que no recordara algunas cosas del día anterior
—Lo demás lo tengo borroso — Respondió Aria encogiéndose de hombros—. ¿Hice algo de lo que deba preocuparme?
—Pues prepárate para lo que te voy a contar, voy a hablarte de algo que no te vas a gustar —. Respondí y me sumergí en mi relato.
“—Chicos, ¿Es normal que tenga sueño? Todo da vueltas—. Dijo Aria en voz alta.
—Apóyate sobre mi para estar más cómoda si quieres—. Ofreció Daniel.
Aria sin pensárselo dos veces se apoyó sobre su hombro mientras escuchaba las trivialidades de las que hablábamos los demás.
El aburrimiento se hizo presente y no pensaba permitir que eso ocurriera.
—Tengo una idea —Anuncié.
—Tus ideas nunca terminan bien —. Opinó Iris, la cual comenzaba a arrastrar la voz debido al alcohol.
—Vamos a jugar a Verdad o Reto —. Sugerí y los demás ignoraron mi petición.
De repente Aria se levantó de las piernas de Daniel y sin que nadie lo esperara comenzó a hablar.
—Yo si quiero jugar —. Declaró alzando la voz al mismo tiempo que su mano.
—¿Solo tú? Me vale —. Sonreí perversamente.
—Elijo reto.
—Besa a Daniel —La desafié sin llegar a saber que pasaría a continuación.
Aria sin pensarselo dos veces se enderezó, miró fijamente a Daniel y lo besó.
Todos los presentes nos quedamos con la boca abierta y tras aceptar la sorpresa comenzamos a gritar. Nuestra amiga, la más inocente, a la que nunca vimos besarse con nadie estaba delante de nosotros borracha, liándose con un chico al que apenas conocía.
Después de ese impresionante espectáculo Aria se apoyó sobre Daniel y se volvió a quedar dormida.
Miré el reloj y aún eran las 00:10 y todo se había descontrolado.
Naiya estaba llorando y mi novio Andrew consolandola; Aria había empeorado y no paraba de vomitar, seguía el mismo patrón todo el tiempo: se despertaba, vomitaba y dormía mientras que Daniel la cuidaba y le daba de vez en cuando unos sorbos de agua; Iris y yo bailábamos alrededor de una columna como si nos fuera la vida en ello.
Pero ese desastre no duró mucho tiempo, yo decidí parar de bailar porque mi cuerpo me pedía comida.
—¿Alguien más tiene hambre? —. Chillé tambaleándome sin poder controlarme por el efecto de la bebida.
—Yo también—, dijo Andrew desde lejos —. ¿Quereis pedir comida?
Como por arte de magia todos le prestaron atención, excepto Aria que aún seguía dormida. ¡Es cierto que la comida hace milagros!
Hicimos una votación como pudimos, y ganó el Kebab. Andrew, intentando impresionarme, comenzó a tomar uno por uno nota de el tipo de Kebab que queríamos y fue a comprarlos antes de que cerraran.
Tras eso, Daniel me pidió que tuviera a la foca de mi amiga en mis piernas mientras él contestaba una llamada. Era su novia, el muy capullo le acababa de poner los cuernos.
Comencé a mirar a Aria fijamente pensando en tres cosas:
Mis piernas se estaban desintegrando.
Aria tenía un problema serio de gases.
No sabía cómo le explicaría que se besó con un chico con novia.
Cuando Daniel volvió de su llamada, le pregunté si le contaría a su novia la cagada que acababa de hacer y me lo afirmó por lo tanto estuve más tranquila. Si Andrew me hiciera eso querría saberlo.
—Llegó vuestro salvador —Entró mi novio con las bolsas en la mano y corrí a quitárselas.
Cuando terminé de comer Daniel me pidió que sujetara a la foca de mi amiga 5 minutos más hasta que se acabara rápido la comida.
Pasaron más de 5 minutos y Aria se acabó despertando por el olor a comida. Lo primero que hizo al verme fue vomitar.
Comencé a morirme de asco y tener muchas ganas de vomitar por el olor a vómito así que llamé a Daniel para que siguiera haciendo lo que llevaba haciendo toda la noche. Cuidar de mi amiga.