“No tienes el tiempo que crees que tienes”
David sant
ARIA PARKER
—¡Mierda! —exclamé tras golpearme la cabeza con la cama de encima.
No sabía si la cabeza me dolía por aquel golpe o por todo lo ocurrido la noche anterior. Realmente no sabía nada, ni recordaba cómo había llegado a mi cama. ¡Qué desastre!
Comencé a mirar a mi alrededor y a penas la vi supe que ella era la culpable de todo.
—Lyah, despierta! —Murmuré mientras movía las mantas intentando despertarla. Necesitaba saber qué había pasado.
Al ver que no despertaba de ninguna forma, decidí levantarme a buscar algo que calmara el peor dolor que había sentido en mi vida. Fui lentamente hacia la cocina, intentando no despertar a nadie.
Al llegar a ella, la blanquecina luz me deslumbró de tal forma que mi dolor aumentaba a la misma velocidad que mi hambre. Quería comer algo pero al mismo tiempo las náuseas me invadían. El tictac del reloj me provocaba ganas de lanzarlo contra la pared. Todo estaba mal.
Apoyé mi cabeza contra la mesa e intenté relajarme, cuando escuché que alguien se aproximaba a la cocina.
—¡Aria! —Dijo mi madre con una mezcla de enfado e indignación —¿Se puede saber qué hiciste anoche?
—Fui a casa de Andrew con Lyah y otras amigas a ver una peli —. Mentí de forma cautelosa pensando en qué habría ocurrido como para que desconfiara de mi.
—¿Segura? Tienes muy mala cara, y sé que anoche llegaste borracha —. Sentenció mientras ponía su mirada de “lo sé todo” —Te lo volveré a preguntar, ¿dónde estuviste anoche? —. Repitió mirándome fijamente a los ojos como si sus ojos de un detector de mentiras se tratasen
—Ya te lo he dicho mamá, estuvimos con Andrew —. Repetí la mentira pensando en que sería mi fin.
—Más tarde tu padre y yo hablaremos contigo —Suspiró mientras se iba hacia su habitación.
Justo cuando escuché la puerta de su habitación salí corriendo a la mía con 2 propósitos : pedir explicaciones y matar a alguien. Nada más entrar dirigí mirada hacia la mayor mala influencia que conocía.
—No te ves nada bien —. Se burló Lyah.
—Gracias “amiga” —. Hice comillas con mis dedos— ¿Lo dices por mis ojeras de loca?¿Mi voz? ¿O por que ves el futuro y sabes que dentro de unas horas mis padres me matarán por tu culpa? —Dije sarcásticamente mientras la señalaba con el dedo.
—No te quejes, la pasaste muy bien anoche… —Sonrió de forma mordaz.
—No sé de qué hablas.
—No te hagas la tonta que eso no se puede olvidar tan fácilmente —. Puso una mirada pervertidos al decir “eso”.
—¿Eso? —Levanté la ceja esperando a que comenzara a hablar.
—¿De verdad no te acuerdas de nada? —Frunció el ceño confundida.
—Es lo que llevo intentando explicarte desde hace más de 10 minutos —. Rodé los ojos —. Recuerdo algunas cosas pero no las suficientes para saber porqué mi madre me acusó de llegar borracha anoche.
—¿Qué es lo último que recuerdas?
—Pues recuerdo que íbamos al karaoke pero como somos gafes estaba cerrado y que a ti se te ocurrió la maravillosa idea de ir a una casa abandonada a jugar al Yo Nunca —. Comencé a revivir lo poco que recordaba del detonante de tal desastre.
“ Era 2 de Enero y estaba super ansiosa por lo que ocurriría al llegar la noche. Llevábamos semanas planeando ir a un karaoke y por fin podríamos hacerlo todas juntas. Lyah y yo comenzamos a prepararnos desde temprano pero la mala noticia no se hizo esperar. Justo ese día no lo abrirían.
—Mierda, ¿Ahora qué haremos? —Pregunté.
—Nada nos va a arruinar la noche. Compremos una botella de vodka y nos vamos para algún sitio a jugar al Yo Nunca —Sugirió sonriente Lyah.
—Claro que sí inteligente —Contesté irónicamente.
—¿Qué ocurre?
—No has pensado en qué con 16 años es imposible que logremos comprar una simple botella de alcohol —. Confirmé el porqué era una muy mala idea.