Las Crónicas de Aincrad Vol.1

Kazuto Kirigaya

< 5 de Noviembre de 2022: 17:50 >

Kawagoe, Saitama, Japón.

El atardecer. Una imagen nítida de un resplandeciente anaranjado iluminando con su sorprendente y bello brillo se esparció en el edificio que mantenía ocultas a través de sus largas ventanas las aulas de clase. Atravesaban aquellas mismas acariciándole el rostro a algunos estudiantes y debido a los rayos de sol entrando por los cristales de la construcción, fácilmente podía apreciarse el movimiento browniano de las partículas “invisibles.” De entre toda la gente ahí reunida, en una de sus aulas como estudiante estaba yo, perdido de mis pensamientos fantasiosos con mis grises y oscuros ojos puestos en el exterior a través del ligeramente rayado vidrio desgastado por la antigüedad y también, por el jugueteo de traviesos niños. Los sonidos opacos de las manecillas de un reloj adornaban mi propio ambiente sonoro. Dentro de mi pensaba que lo mejor era que se adelantaran esos sonidos solo para que el tiempo avanzara más rápido ante la emoción y la ansiedad que tenía en ese momento, todas esas emociones contrastaban directamente a lo que reflejaba por fuera de mi propio ser pensante. Mi expresión era una totalmente pacífica y relajada hundiéndose en una holgazanería de la cual no estoy orgulloso de hablar, cuando de pronto un nuevo sonido hizo su acto de presencia. No era particularmente un sonido agradable, pero debo reconocer que me había buscado lo que estaba escuchando ahora mismo.

— ¡Joven Kirigaya, ponga atención!

Con mi apellido, la voz, fuerte y grave de mi profesor en turno de ese momento resonó en mis oídos, claramente irritado por mi falta de compromiso con la clase como las últimas veces en los últimos días y en los últimos meses. Todo ello se debía a un evento impresionante que sacudía mis pensamientos una y otra vez. Sacudí la cabeza mirando de nuevo al profesor y me levanté de mi asiento para inclinarme con respeto hacia él.

— ¡L-¡Lo siento, ya pondré atención!

Quería evitar quedarme por algún estúpido castigo que me impida llegar a casa esa noche y jugar videojuegos tranquilamente por la noche antes de dar inicio al día siguiente a la apertura oficial del juego que estaba en boca de todos en estos momentos y que me mantenía tan distraído en todo este largo tiempo; Sword Art Online.

— Que sea la última vez, Kirigaya. —gruñó el profesor.— Eres brillante, pero muy distraído y holgazán.

Me senté finalmente en mi asiento tras escuchar sus palabras y mientras fingía poner atención a las clases por el resto de decenas de minutos. Maté el tiempo jugueteando con un bolígrafo entre mis dedos haciéndolo girar sin darme cuenta que a mi lado, algunos compañeros lo veían hipnotizados hasta que finalmente el timbre peculiar que tenía la escuela anunció el final del último día de la semana de clases. Generalmente eran sonidos prolongados por un sintetizador, o al menos eso quería pensar yo, pero lo que mis oídos alcanzaron a percibir fue el toqueteo de campanas que anunciaba la finalización del horario de clases. Miré con cierto recelo como mis compañeros empacaban sus cosas mientras hablaban entre ellos de sus planes y salidas a las cuales yo no estaba por supuesto invitado. Yo tenía otras muchas cosas que hacer, estaba por recoger mis materiales de estudiante básicos cuando escuché una voz de un chico que había llegado a mi escritorio sin haberme dado cuenta por mi propia distracción de pensamientos fantasiosos acerca de SAO.

— Hey, Kirigaya.

Yo me giré con despreocupación hacia mi compañero y lo miré atentamente esperando a que dijera todo lo que tenía por decir, pero en ningún momento interrumpí mi labor de guardar mis cosas con cierta prisa. Sus diálogos fueron claramente ignorados por mi parte ya que, estaba emocionado por el estreno de SAO al día siguiente y lo único que deseaba era finalmente poder llegar a casa, dormir para que el tiempo se acelerara y poder sumergirme una vez más en el Castillo Flotante de Aincrad. Mis oscuros y grisáceos ojos reflejaban perfectamente a mi compañero, podían verse sus labios moviéndose mientras me mostraba en su cuaderno algunos apuntes de matemáticas con operaciones algo complejas. El sonido opaco de su voz no me permitió entender qué era lo que quería y tampoco me interesaba si necesitaba ayuda con algo.

— Lo siento. Debo irme temprano esta vez. Surgió algo en mi casa.

Le dije cortantemente y él pareció entender con su mirada fija en mi mostrando una clara preocupación que fue reflejada en su rostro.

— Espero todo este bien en tu casa. —dijo él apartando su cuaderno de mi rostro.

— Si, no te preocupes.

Yo aproveché para levantarme y cruzar el aula de clase con cierta rapidez, pero a pesar de toda la prisa que tenía por irme no me sentí bien conmigo mismo por pensar en siquiera dejar sólo a mi compañero en el aula siendo tan descortés. Me detuve unos momentos en el umbral de la puerta girando un poco mi cabeza hacia él solo para despedirme.

— Nos vemos luego.

Le dije y finalmente desaparecí del salón de clases y poco tiempo después de los pasillos de la secundaria hasta que mi presencia se desvaneció de la escuela a la que pertenecía.

Mis pasos ahora estaban encaminados a mi hogar, cabizbajo con audífonos oyendo ninguna canción en particular. Era mi forma de desconectarme del mundo teniendo en cuenta que no me gustaba estar conectado a él. Mis problemas en casa me mantenían inmerso en escapes todo el tiempo y en este caso eran los videojuegos y desde que conocí los juegos de rol de fantasía en línea, se convirtieron en mi más grande y mayor pasatiempo adictivo. Todo mi pensamiento se vio inmerso en un comportamiento de estadísticas, subir de nivel y habilidades especiales, y yo por supuesto tengo una muy nula habilidad de comunicación y tampoco me interesa aprender de ella. . Mientras iba cruzando las avenidas principales para tomar el metro a mi hogar un gran anuncio televisivo apareció frente a una de las grandes pantallas cuyo fin era el mero espectáculo de la publicidad, despertó de nuevo mi motivación por llegar a casa lo más pronto posible para dormir y así, llegar mucho más rápido al tan esperado seis de noviembre donde finalmente el sueño que tanto esperaba, el día que tanto anhelaba sería finalmente realidad; Los servidores de SAO encendidos y listos para que ese grandioso y revolucionario juego de los MMORPG esté en marcha y comience su era trascendental por y para todos los siglos. Con el anuncio del juego en emisión en pantalla, me quedé inmóvil por unos momentos para contemplarlo una última vez antes de ir a casa.




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