Las Crónicas de Aincrad Vol.1

Anneal Blade

Poco a poco, estaba siendo rodeado por las Little Nepents, por la izquierda, por la derecha… Incluso si quería correr ahora era imposible. La velocidad máxima de esas plantas monstruo superaba la velocidad que mi avatar podría entregar ahora mismo. Correr no serviría de nada. Había caído directamente en su trampa y fui tan estúpido que no me di cuenta antes. Era tan obvio. Incluso con mi habilidad de <Búsqueda> no lo había detectado antes hasta que hizo su acto de presencia a solo un par de metros de distancia. Debí haberme dado cuenta de su plan desde un inicio y habría evitado toda esta situación. La imagen de Klein junto a sus amigos como espectros a mi alrededor se materializó. Solo hay dos cosas de las que estaba seguro ahora; tenía razón en no tener su compañía conmigo en este momento.

— Tú no sabes de eso… Ese es tu único error en tu gran plan.

Pese a haber entrado en un pequeño ataque de ansiedad no era por el temor a la muerte, era porque estaba preparándome para mi siguiente decisión; matar a Coper. Si bien ya estaba sereno, no fue nada fácil decidirme sin antes dudar y entrar en pánico. Lo que me mantenía sereno es porque había algo que él no conocía que yo sí.

— Hay una razón por la que no tomé esa habilidad de ocultamiento en primer lugar. Solo sirve para oponentes que pueden ver y como sabrás, las Little Nepents no son monstruos que se rigen por la vista. Debe ser tu primera vez con esa habilidad. ¿No es cierto, Coper?

Alcé la voz con las últimas líneas mientras comenzaba a correr entre los árboles para evadir alas Nepents que ya se estaban formando. Fui atrayendo un grupo pequeño y el resto seguía el olor de esas esporas hacia la espesura donde Coper se encontraba oculto. Estaría bien dejar tranquilo ese grupo por ahora. Tomé mi espada Small Sword como tantas veces anteriormente. Mis ojos oscuros se reflejaron en la hoja repleta de fragmentos y rasguños como resultado de las cien y varias decenas de batallas que atravesó hasta ahora. Si llegara a usarla toscamente podría romperse en pedazos durante esta última batalla.

— Préstame tu fuerza una vez más.

Sintiéndome más tranquilo que nunca puse mis ojos en las filas de Nepents corriendo desde allí. Un grupo estaría acosando a Coper por ahora y antes de que concluya su combate si yo llegaba a aniquilar las tantas que tenía delante podría ser la oportunidad de regresar con vida. Sonreí involuntariamente al sentir una presión en mi pecho que me provocó algo de dolor; era ansiedad. Inhalé profundamente.

— ¡AAAAAAH!

Me abalancé sobre las Little Nepents con un grito de guerra. Mi espada llegaba a impactar con precisión una y otra vez justo debajo de su gran hocico en las raíces que sostenían su cuerpo gelatinoso, su punto débil reduciendo así el número de cortes al mínimo. La hoja dañada de mi espada brillaba intensamente mientras activaba habilidades de espada con las que impulsaba y giraba mi brazo con fuerza. Maté cada una de un solo golpe. Si yo no era capaz de al menos hacer eso seria cierto que la peor forma de muerte me saludaría al perder mis armamentos. Todos mis sentidos en estos momentos estaban centrados en los enemigos con los que me enfrentaba entre destellos de luces brillantes y explosiones incandescentes que iluminaban el oscuro bosque. Por detrás de mi escuchaba continuamente ataques y la voz de Coper quien parecía gritarme. El sonido de su voz era tan opaco para mi y por supuesto, yo no tenía intenciones si quiera de escucharle. No ahora.

La adrenalina me impulsaba a seguir moviéndome, mis gritos fluían de mi garganta como si liberaran mucha de la energía que ahora mismo estaba desbordándose con mis movimientos. Prediciendo los tipos y trayectorias de los ataques procedentes de las plantas monstruo lograba evitarlos con mínimos movimientos para continuar atacando. No podía detenerme ahora. Contraatacaba con mi espada hundiéndose en aquellas Nepents que explotaban.

En estos momentos estoy haciendo uso de una característica del juego que no fue precisamente añadida a consciencia. Kayaba Akihiko anuló la magia en Aincrad y eso solo podía significar una cosa; No existen los ataques ineludibles. Todo ataque en SAO podría esquivarse si el jugador poseyera una capacidad de reacción altamente ridícula. Sumado a eso, no existe el retroceso de habilidades de espada, pero un paso en falso me provocaría la muerte.

El retroceso por abusar demasiado de estas propiedades podría ser fatal para mí, si demoraba medio segundo en conectar otra habilidad y no esquivara uno de los ataques directos de las Little Nepents mi avatar se aturdiría y entonces recibiría montones de ataques consecutivos ocasionándome la muerte instantáneamente. Sin embargo, un desempeño perfecto para lidiar con múltiples enemigos es algo que no existe y no soy tan poderoso como para no recibir daño. A medida que pasaba el tiempo entre mis ataques mi barra de vida decaía. Las lianas me rasguñaban en todas direcciones y las gotas de los líquidos corrosivos lanzados contra mi hacían agujeros en mi abrigo de cuero, una tras otra.

¿Qué pasará primero?, ¿Qué es lo que conducirá a mi muerte próxima?, ¿El daño de los roces bajando mi HP a cero, o el recibir un impacto directo que provocaría mi muerte instantánea? Las decenas de minutos desde entonces, no tenía recuerdos exactos de ningún detalle desde ese período, incluso después del largo paso del tiempo. Perdí la mayor parte de mi pensamiento lógico. Lo único de lo que estaba al tanto, eran los enemigos delante de mí, esa espada recta con mi cuerpo guiándola con rayos de luz esparciéndose en todas direcciones.




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