Las Crónicas de Aincrad Vol.1

Incidente

Pasé las siguientes tres decenas de minutos intentando superar el shock de que aquella niña rata, proveedora de información llamada Argo fuera en realidad una mujer en su segunda década mientras explorábamos el tercer nivel del calabozo en busca de información relacionada a los desmayos que los jugadores han estado sufriendo a lo largo del cuarto día desde que el fenómeno terrorista empezó.

— ¿En serio tienes 20?

— Por millonésima vez Kiboy —Sonaba enfadada.— ¡Si! Tengo 20. ¿Puedes concentrarte? Por favor. —Esas últimas dos palabras sonaban más bien cansadas, como súplica.

Tragué saliva. No esperaba que fuera irritarse. Pero imaginaba que ella debería de haber pasado muchas veces esta misma situación. Yo en general no era bastante alto midiendo 1,66 centímetros a mis catorce años de edad y a Argo por lo menos le sacaba una cabeza. Algo destacable de esa pequeña mujer es que a mi no se me da bien charlar con las personas, pero su habilidad nata de comunicación y su visión de comerciante nos ayudaron a obtener mejores resultados que los que yo estaba teniendo investigando por mi cuenta. Habíamos dado con otros testigos que aseguraban fervientemente que conocidos suyos se desmayaron sin ningún tipo de aviso o síntomas previos antes de colapsar. Quizá deba aprenderle ciertos trucos a la ratona.

— Ya, ya, lo siento, lo siento.

Reí traviesamente. De cierta manera era la única forma en la que podría burlarme de ella y tomar parte de una dulce venganza después de haber sido víctima de sus burlas apenas habíamos intercambiado un par de palabras.

— Ni si quiera sé porque lo dije, eres tonto.

Dijo ella claramente enfadada al respecto. Por supuesto que a mi me divertía la situación a pesar de estar en un calabozo rodeado de monstruos. Pero ya era mucho de hablar de mi equipamiento y mi espada. ¿Qué tenía la famosa rata equipada? A simple vista como me sucedió a mí, la gente podría verla muy a menudo o casi siempre como una niña usando encima una túnica que cubría la mayor parte de su cuerpo acompañada de una capucha impedía que evitaba que algo de su corto cabello de color marrón rojizo saliera a la luz. Su túnica cubría todo su pequeño cuerpo por lo que, si traía armas, no podían ser vistas. Quizá se dedicaba solo a correr. Esos eran mis pensamientos ahora que podía ponerles más atención a los detalles de su atuendo. Más allá de eso no podía saber que tipo de arma usaba la rata.

— ¿Qué arma llevas?

Mi curiosidad venció, pero Argo nuevamente me lanzó una mirada burlona mientras señalaba el lugar hostil donde nos encontrábamos. Si, volvía exponerme como lo estúpido que era para socializar y peor aún, con chicas. Era obvio asumir que usaría su arma, era mucho más fácil apostar todo el equipo que tengo conmigo en estos momentos a favor de que la rata usaría su arma en cualquier momento. Toda esta situación burlona se debía a mi invaluable y deficiente habilidad especial de «Comunicación» ya que, siempre estuve metido en videojuegos MMO donde me la pasaba todo el día jugando a deshoras. Mi preocupación más grande en esos tiempos eran los ítems raros que podría llegar a tener y las sorpresas de las siguientes Quest que conseguiría mientras más fuerte fuera mi personaje, y por todo ese detalle infantil es que nunca conocí o tuve amigos con los que verdaderamente pude socializar como una persona normal. Quizás es por eso que con Coper me llevé tan bien en un principio, al igual que con Klein. Los tres de cierta manera éramos inadaptados sociales y probablemente vagos como devoradores de ocio y videojuegos. De fondo, sólo podía escuchar su risa mientras me hundía en un mar de vergüenza por la estupidez de mis comentarios. Y es que realmente en lo personal no me consideraba nada tonto, pero a su lado realmente parecía que si lo era. Quizá si lo soy.

Nos detuvimos en seco cuando de pronto escuchamos un desgarrador grito de un jugador sacudiendo nuestros oídos como un terremoto sacudiendo el calabozo. Mi piel se erizó y sentí mi corazón artificial acelerarse con una sensación ya antes conocida; el miedo.

— Ki-boy. —Argo me llamó con un tono severo.

— ¡Si!

Me lancé al frente junto con ella y fuimos a toda velocidad hacia el origen de aquel horrible y desgarrador grito. Nuestras pisadas desesperadas eran constantemente opacadas por los gritos de aquel jugador. Era tal nuestro impulso de querer salvar a quien sea que esté sufriendo en estos momentos, muy en el fondo de mi ser, temía de que esos gritos fueran de Klein y si no era así, tener la incertidumbre de si él gritaría o ha gritado en el pasado de la misma manera al morir después de que yo lo abandonara.

— ¡Ya vamos, resiste! —Gritó Argo, con esperanza de que aquel chico escuchara.

Mi tortura mental en ese entonces quedó interrumpida ante el grito de Argo y empuñé mi espada con fuerza luciendo su filo imponente en la oscuridad y finalmente pude ver a Argo lucir sus armas. Eran una especie de guantes con garras silvestres. En algún momento de haberlas visto antes, me quedaría fascinado y perdiendo mucho tiempo tratando de identificar o teorizar que habilidades pudieran tener, así mismo como tratar de entender de donde pudo ella haber sacado ese tipo de arma extraña y desconocida, pero ahora, no era el momento para ello.

Después de cruzar el umbral de una de las entradas de la mazmorra pudimos distinguir la escena y nos encontramos con algo que ambos probablemente nunca olvidaremos en nuestras vidas; El cuerpo de una niña estaba tendido en el suelo y una gran horda de monstruos perseguía a un chico que estaba llamando la atención de todos ellos, podíamos ver claramente el desgaste de su avatar, en sus prendas rasgadas con cortes por todo su cuerpo. Me quedé inmóvil, petrificado ante la duda y el miedo de no saber que hacer en ese momento. Una parte de mi quería cargar con la niña y huir, pero mi moral y consciencia me impedía dejar al muchacho a su suerte. Él necesitaba ayuda. Miré a Argo en busca de seguridad pero lo único que encontré fue un rostro tembloroso y anonadado. Lo único que nos sacó del trance fue el gritó del muchacho.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.