Las crónicas de Aishla 2

CAPÍTULO 6

Clen, cayó bajo un gran poste de la casa, ardía a su alrededor la madera, consiguió alcanzar el libro que estaba a un metro de él. Lo abrazo con todas sus fuerzas, sintió que moriría indiscutible mente.

Unos ojos oscuros aparecieron, y sus dientes que le cubrían el rostro se abrieron, una lengua como de serpiente se asomo rebuscando en el aire.

— Demonios, este sí que será mi fin—. Sentencio su fin. Mientas comenzó a llorar y recordar a sus hermanos y su abuelo.

Chispas caigan en forma de lluvia, haciendo llorar al Ucals, de pronto un silbido se escuchó en el aire, el animal levanto sus orejas que parecían ser de murciélago y salió desapareciendo en la fría oscuridad.

Las llamas comenzaron a crecer, hasta llegar hasta al aceite, explota. En la distancia en la noche se ve el humo que devorado por el viento y la copiosa nieve se mezclaban.

Pasada la noche el temporal no había desistido, la nieve caía veloz sobre lo que quedaba de la vivienda. De las cenizas una mano se asomó, como arrancado de un sueño, se levanto con el libro en la mano, sus ojos veían la nevada sobre lo poco que quedaba.

Se llevo la mano a la quitándose el hollín, noto que tenia una armadura plateada y un casco.

—¿Qué es esto? — se preguntó curioso—. Podría ser que una fuerza extraordinaria pudiera vencer de esa manera el fuego.

—Fui yo—. Dijo una vos que venía de algún lado— Yo soy, el que te salvo— dijo la vos tranquilizadora, cayó al suelo pensando que estaba loco y que el golpe le causo una conmoción, o posible mente pudiera estar muerto.

—¿Por qué te haces llamar así? —. Pregunto sin saber dónde mirar.

—Bueno, y cómo quieres llamarme. ¿El Salvador? —. Pregunto la voz pacíficamente.

—¿Puedes ayudarme? —. Pregunto Brim

—¡Por supuesto! —. dijo la vos alegre— y si quieres puedes nómbrame Adramediel.

— Perfecto, creo que ahora podemos entonar una charla, agradable, pero ¿dónde te encuentras Adramediel? —, pregunto Brim confuso.

— Si te lo digo, no me lo creerías—. Contesto Adramediel.

— ¿En mi mente? —pregunto extasiado.

Rio, y sintió alguien a sus espalda caminar ligeramente, aun en el suelo volteo y para su sorpresa, un esbelto guerrero estaba detrás de él.

—¿Puedes ayudarme Adramediel? —. Pregunto Brim curioso.

—Bien—

Y de pronto escucho el ruido de una armadura detrás de él, el volteo llevándose una gran susto, era un hombre esbelto y de gran tamaño, había hincado sobre la madera la gran espada que llevaba a su derecha, para tomar el libro tirado sobre el suelo chamuscado.

—Al fin lo eh encontrado—. Contestó Adramediel mirando el libro. Lo reviso, mirando sus hojas una a una, — Como creí, intacto.

—¿Lo conoces? — pregunto asustado y asombrado.

—Por supuesto—. Contesto mirando el libro. Soy uno de los guardianes, esta espada es mítica ¿no la conoces?

—¿Me preguntas por tu espada o por el libro?

Dio me día vuelta, lo miro con sus ojos marrones, su cabello ondeaba por el viento gélido, era pálido de piel. Su armadura estaba magullada, al igual que su espada, parecía oxidada. La postura del caballero producía miedo.

—¿Puedes devolverme mi libro? —. Pregunto Brim asustado.

—¿Eres digno de cargar esta espada? —, preguntó ofuscado.

—¿Digno? —. Pregunto Brim, con sus voz trémula.

El viento frio comenzó a detenerse, mientras Brim en su mente resonaba esta pregunta una y otra vez, el fuego ahora era solo vapor, los copos de nieve poco a poco fueron apagando las llamas convirtiéndolos en humo hasta tapar casi toda la casa.

—Bien, ¿Que contestas?

—Sigo siendo un cobarde, eso es todo lo que se, estoy a una distancia Inimaginable, y si usted pregunta tal cosa, mi respuesta es no. — Respondió furioso.

—Eso no es lo que piensa el libro, él te otorgó su bendición con esa armadura y esa espada que llevas enfundada. Creo que te sientes poca cosa, y creo que esto demuestra lo contrario. Usa el privilegio que se te dio.

Brim despertó en medio de la ceniza, exaltado, y se tocó el cuerpo. Para su sorpresa, el libro seguía sobre él. Miró el cielo oscuro y vio que caían copos de nieve sobre su cabeza. La choza había desaparecido, pero el suelo donde estaba seguía intacto. La armadura había desaparecido también. Se llevó la mano a la frente y recordó a sus hermanos.

Corrió al establo, los animales seguían allí, los preparo y salió por el camino blanco, tenía que llegar a la salida de la cueva, quizás tendría oportunidad de llegar antes que Kenwof.



#1438 en Fantasía

En el texto hay: fantasia, aventura

Editado: 25.09.2024

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