Las Crónicas de Aishla

Capítulo 4

Teresa la tomo del hombro golpeando su rostro para que despertara, le llevo unos minutos hasta que Sofía volvió en sí, la doctora se llevó las manos al cuello recordado las manos frías y ásperas, estaba agotada y sudaba.

­­—Niña, ¿no estarás embarazada? — pregunto Lidia intrigada.

— ¿Embarazada? — pregunto Teresa abrumada en sus ojos había una inquietud.

—Claro que no— contesto Sofía— son mis pastillas, no las he tomado.

Lidia le hiso una seña a Roberto para que le traiga un vaso de agua. El corrió y en lo que canto un gallo ya estaba con el agua, ella tomo su cartera de cuero negro saco un pequeño frasco y las pastillas eran de color café.

—En unos minutos estaré bien, suelo tener estos tipos de mareos, son nauseas o la mayoría de las veces todo empieza a girar a mi alrededor— dijo ella llevándose la mano al cuello nueva mente.

Sofía había dejado sus cuadernos de lado un momento, y pensó en Emanuel un momento se llevó nueva mente la mano al cuello y recordó algo en el sueño un pendiente que se mecía en el cuello del individuo cuando su mente estuvo a punto de dibujarlo una vos la llamo.

—So… so…fia— dijo Emanuel entusiasmado— sus ojos brillaban, en la miraba con admiración.

—Emanuel— dijo ella con una sonrisa en la cara, parecían viejos amigos, era un nuevo comienzo ahora estaría en lo íntimo de la vida de Emanuel y eso le gustaba— te he esperado con muchas ansias, ¿está todo listo? — pregunto ella entusiasmada.

—Es hora de mostrarte— al ver que su familia estaba mirando se avergonzó.

Ella lo miro y entendió por qué calló tan repentina mente— ¿podremos empezar? me urge entrar.

El asintió con una sonrisa invitándola a subir.

—Primero es lo primero— dijo Emanuel sacando de su bolsillo un pañuelo naranja— to…to…do… es una sorpresa— él la izo voltear, ella asintió— a…a…hora sígueme — dijo con dificultad, estaba nervioso, no sabía cómo Sofía reaccionaria.

El la acerco hasta la escalera, comenzaron a subir, ella tomo coraje dejándose llevar por la manos huesudas del muchacho, ella tropezó varias veces, él la tomo fuerte y la llevo rápida mente, arriba, él la izo torcer a la derecha caminaron unos diez pasos, hasta llegar al dormitorio, ella sintió un perfume que volaba en el aire parecía mágico, la hacía sentir bien, pocas veces había sentido esa sensación, él la dejo a la entrada y le dijo que por favor espere, ella imagino que Emanuel podía ser un gran escultor en madera, así poder presentar su arte, él podía viajar a diferentes partes del mundo si real mente su talento era genuino, sintió unas nuevas fuerzas de querer ayudarlo, ella se mentalizo que podía salir adelante, y nada ni nadie podía detenerlo.

—Ahora puedes entrar—dijo Emanuel, tenía una vos alegre—Si…si…entate.

Ella rio preguntando— ¿Cómo podré sentarme? Apenas visualizo una luz— dijo emocionada Sofía.

Se volvió hacia ella y el tomo de sus manos, la llevó a su asiento, acomodándola en una vieja silla de madera de arce, él le quito el pañuelo, Sofía queda maravillada, calló mientras admiraba la obra de arte de Emanuel, y descubrió cosas que nunca vio, animales que no podía describir.

— ¿Qué crees? — preguntó emocionado— Este es el mu…mu..ndo que siempre te conté en nuestras charlas.

Ella quedo hipnotizada, su aliento por un momento se había esfumado, era más de lo que creía.

—Creo que es fantástico — final mente contesto Sofía emocionada— me emociona saber que no te guardabas nada, y yo era tu primicia.

— Aún falta la mejor parte— dijo aún más emocionado— te los presentare— Emanuel tomo cuatro personajes y los coloco frente a ella— Arch este ratón es mi amigo más fiel, he vivido fantásticas historias en Levongran, la vieja Aishla. Eldrich mi compañero de armas es un gran hombre es de la villa cerca del castillo, sus padres murieron en la oscura batalla de Menatrins al sur de nuestro país Palgen, Herb es mi Oloblum (un caballo de la realeza) temo que este triste por mi ausencia, Por último, Varagot el me enseñó a entender qué si puedo salir adelante, es muy optimista, el día que te lo cruces lo llevaras en tu corazón.

Sofía recordó a Teresa diciendo una vez más que no lo entendiera, y ahora mismo estaba entendiendo esas palabras, ella no omitió palabra alguna, en un momento sintió pena por Emanuel, su mente estaba dañada, y nadie podía evitarlo, Sofía quedo penosa ante tanta imaginación el muchacho necesitaba tratamiento intensivo, pensó en miles de posibilidades, todas llegaban al mismo punto, dinero era el mayor estorbo. Ella lo miro admirada, pero quebrada al mismo tiempo. Sus pensamientos pasaron por delante de ella en unos segundos.

—Muy bien dijo ella— con vos de admiración—jamás imagine semejante arte en ti Emanuel, porque no me contaste que tu mundo lo habías traído aquí y no lo habías dejado allí.

—Si…si…empre espere que alguien me escuchara y usted me cre…cre…yo— su corazón explotaba de alegría— pe…pe…ro esto no termina aquí.

— ¿Aun tienes más amigos para presentarme? — pregunto Sofía incrédula.

—No, tu tiene que presentarte a ellos, ellos esperan por ti, he hablado con ellos qué me visitarías.

Ella lo quedo mirando incrédula, ahora tenía que hablarles a sus amigos imaginarios.



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En el texto hay: novela juvenil, aventura fantasia

Editado: 19.10.2023

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