Las crónicas de Grea (en proceso)

CAPITULO V

GREA EN LA ALDEA DE LAS GORGONAS

Luego de aquella suculenta comida me dormí al compás del sonido de las aves y uno que otro tintineo de las pulseras.

—Mañana cumplirás los once años, Grea, aunque en el mundo de Las Dos Patas, sigues siendo una niña, aquí ya tienes los ciento once años, y no digas que estas vieja, es nuestro ciclo de tiempo —Dice una de las mujeres con una mirada maternal, sus ojos se parecen a alguien que he visto antes.

Mi realidad se está convirtiendo en otra dimensión acerca de la existencia.

—Aquí hay libros para leer —Pregunto ignorando sus palabras.

— Sí, y muchas —responden

— Ahí donde irás, aprenderás lo necesario…también es para protegerte —culmina.

—Hay cosas que no entiendo, pero me gusta todo esto —sonrío satisfecha, sí es la primera vez que me siento rebosante de alegría.

Me ordenan que me meta a el agua de donde sale el vapor y me traen ropa, al igual que ellas, me realizan pequeñas trenzas y en unos instantes ya estoy lista.

—Ahora es momento de irte. Las gorgonas te esperan, Grea. Eres lista e inteligente —finaliza dándome un beso en la frente.

— ¡Buen viaje! —gritan todas mientras yo me acomodo en la carroza circular.

Durante el trayecto, el paisaje es luminoso y en otras partes oscuro y sin vida. Además, no dejo de pensar en Jorich y …

— Niña, no pienses en el pasado. El pasado a veces es doloroso y casi sin sentido, piensa en el ahora, en este instante y mira la existencia que no es color de rosa, pero es único —dice una voz de uno de los baúles del debajo del asiento.

—Por tu pasado eres quién eres —respondo pensativa.

—Sí en el algo tienes razón, pero no siempre. Mírate tú, ¿acaso recuerdas el pasado? ¿o sí? —responde.

Me quedo en silencio

—Ya pronto sabré mi pasado.

—Espero que sea así, porque tu pasado no es nada lindo para una niña como tú, aunque tienes un alma fuerte, eso es único en las brujas —responde —ya me voy —dice y se produce un silencio inicial.

Pensar en mi pasado es complicado…aunque no importa por el momento.

La carroza continua su marcha, atrás ha quedado el paraje brillante y oscuro, ahora es escabrosa y rocosa, es como si las inmensas rocas tuvieran vida y levantaran la vista. Pero su mirada es negra como la noche. Luego se presenta un bosque de espinas, con mohos y ramas secas, algunas cubiertas de telaraña, es como si se desplazaran. Me froto los ojos para centrar mi mirada.

—Es otra de las desgracias de este mundo, este bosque conocido como el bosque de la protección se ha convertido en esto, en un bosque errante en busca de cura contra su peste —dice esa vocecita.

No respondo, me acerco a la ventana tratando de entender lo que ocurre.

—No te acerques, ni intentes hablar o gritar, por desgracia no puede vernos ni oírnos. Somos invisibles —vuelva a decir.

—¿Cuál es esa peste? —pregunto preocupada

—Ya son años que este bosque fue maldecido, con la llegada de un viento negro…Ese viento va acabar con nosotros…—empieza a llorar.

No puedo creer que un baúl llore.

—Tranquilo, amigo. Ya volverá a su cauce —digo suspirando con nostalgia.

—Usted es nuestra salvación —responde con gimoteos.

—¿yo? No creo ser los suficientemente fuerte —respondo apoyándome sobre mis rodillas.

Me quedo pensativa e imaginando la tristeza que deben de sentir esas plantas…

—Ya llegamos —se oye la voz.

El lugar es muy distinto de lo anterior, este es una inmensa roca en forma de una serpiente. Y, como una ráfaga de viento se apodera de mi cuerpo y me lanza fuera de la carroza. Y, antes que pueda protestar, este ha desaparecido.

Me arreglo el pelo y me limpio las manos, cuando de repente oigo una voz juvenil.

—Niña, espero estes bien, no fue muy amable de su parte Criptón—dice sonriéndome.

—Me llamo, Grea —Digo incomoda

—Ah, perdón, yo soy Armagedón, el hijo de Asméresis, emperador de las gorgonas —responde sonriéndome y desviando la mirada hacia mi vestido que está embarrado de barro.

Veo que su pelo empieza a revoletearse por encima del gorro que lleva. Eso distrae toda mi atención.

—Y, tú no me dirás nada sobre tu árbol genealógico —vuelve a decir nerviosamente.

No respondo, mi atención sigue en esas criaturas revoloteantes…

—Ey —diciendo eso hace un chasquido devolviéndome a la realidad.

—Perdón —respondo avergonzada.

—No, no, no discúlpame a mí, Grea—responde inclinándose.

—Aquí estabas Ardón, tus padres te buscan —dice una niña con el velo en la cabeza —¿Y, quien es esta? —voltea su mirada.

—Grea—respondo y nuevamente distrae mi atención, el pelo de la niña que empiezan a moverse.

—¡Tranquilas! —grita tomándolo con sus dos manos.

Son enorme bichos que siguen revoleteándose. Mientras que esto ocurre, una señora de una altura prominente estaba de pie escuchando la conversación. Llevaba un turbante negro en la cabeza y sus ojos eran verdebrillantes.

—Por fin, llegaste —dice suspirando —Armagedón y Brisi, entren adentro —ordena y estos obedecen sin protestar.

—Perdona que no me haya presentado soy Gorgiani, jefa y reina y tía de Armagedón de la comunidad de las gorgonas —dice con dulzura.

—Soy Grea—respondo.

—Sí, ya lo sabemos, te estuvimos esperando. A partir de ahora este será tu hogar, irás a la escuela de los Gurciatis, junto con otros gorgonitas, además elegirás un taller como todos —culmina agitada.

—Esta bien —contesto —una pregunta —digo caminando hacia la dirección por donde desaparecieron los dos niños.

—sí, dime—responde

—¿qué tienen en la cabeza? —digo

—Mmm, ¿qué tenemos en la cabeza? Pelo —respondió —solo que de nosotras es diferente a los tuyos —acota con seriedad.

Ya no cuestiono. El lugar es hermoso, pacífico, rodeado de pinos y árboles con hijas gigantes incluyendo flores de color rojooscuro.




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