Las crónicas de Grea (en proceso)

CAPITULO VII

LAS HERMANDADES ESTÁN DESAPARECIENDO…

 —¡Tu madre, ay de tu madre!  —Diciendo eso Jorich rompió en llanto. 

Grea seguía confundida, no entendía lo que ocurría, casi no recordaba a Jorich. 

 —Mi niña, no queremos que te encuentren  —dijo Jorich poniéndose de pie y mirando hacia la ventana.

 —¿Quiénes?  —pregunté confundida  —¿Y, que es de mi madre?  —dije. 

 —Mi niña no preguntes esas cosas, todo a su tiempo  —dijo Brownies sirviendo el té que hizo aparecer con un chasquido de su lengua. 

 Me quedé pensativa, mi visitante yacía perdida en sus pensamientos en la ventana. Ella de seguro es parte de mi pasado. 

 —Tú, no sé cómo te llamas, dónde está Gorgiani, jefa y reina de esta comunidad  —preguntó Jorich dirigiéndose a Brownies. 

La pequeña duende lo miró con miedo, luego respondió.

—Eso no lo sé mi señora —suspiró —Mmm seguro que debe estar en la cueva principal o… —se quedó callada. 

—Cuídate mi niña —diciendo eso salió. 

No esperé más, salí detrás de Jorich seguida de Brownies

—Amita, quédese en su habitación, no se meta en líos de grandes —imploraba.

—Shh, si vas estar de chillona mejor quédate — la increpé de mal humor.

—Amita, no se enfade —respondió sin dejar de seguirme. 

Llegamos dónde estaba Jorich y Gorgiani.

—No fue difícil de hallarte, Gorgiani —habló Jorich abrazándola.

—Debiste de avisarnos querida Jorich, así te hubiéramos preparado la salmuera y la infusión de la savia del gran bosque —contestó Gorgiani —Supongo que aquí estás por algo y por tu semblante veo que no son buenas noticias.

Jorich se quedó quieta sin decir ni una palabra, sus lágrimas empezaron a brotar y sus gemidos se hicieron por un instante estruendosos. 

—Gorgiani nuestro mundo está siendo exterminado —habló finalmente. 

Mi impresión ante esta confesión hizo que me trastabillara y cayera al piso, sin embargo, Brownies con sus dones mágico hizo chasquido con sus pies y nos cubrió un manto espeso de aire. 

—¿Quién anda ahí? —dijo Gorgiani saliendo a tropezones seguido de Jorich —es mejor que vayamos a mi Cawito, ahí nadie puede oírnos ni espiarnos —habló.

Y desaparecieron de inmediato. 

—Uff menos mal que no nos vio sino estarías o estaríamos en serios problemas, amita—dijo enarcando sus espesas cejas. 

Ignoré lo que acaba de decir —¿cómo hiciste eso? —pregunté con curiosidad. 

—Lo hice gracias a ti —respondió —estar contigo hace que funcione la magia —dijo contenta.

—Entonces, ¿yo también puedo hacerlo? —interrogué 

—Sí puedes, pero necesitas descubrir cómo hacerlo.

—Ah, entonces, aprenderé —dije —también me ayudarás a recuperar la memoria —culminé. 

Brownies no dijo nada.

—Niña, marchemonos a tu habitación, además tienes muchos pendientes…

Nos dirigimos en silencio, a esa hora casi nadie transitaba. Al parecer éramos las únicas.

Narra Brownies

El mundo de los duendes no es tán sencillo como lo ven, nosotros llevamos todo una carga de magia y secretos que son prohibidas para cualquier mortal e inmortal, si nosotros habláramos seguro que el mundo humano o el de las dos patas enloquecerían porque para ellos es muy complicado. 

Mi destino era encontrar a mi ama, pues en el salón de duendecillos nunca pude encontrar el nombre de mi ama, sin embargo, en mis sueños se me fue revelada la imagen de una niña pequeña de apenas dos años, así que me dediqué a esperarla hasta que cruzara el umbral mágico. 

Mientras eso sucedía, pacientemente observaba sobre la cortina de nube a mi futura ama, observaba a su madre, nuestra señora Juana Colbris, y al maloliente humano de las dos patas que las acompañaba. Yo sabía todo, solo por ser una criatura así. Pero el privilegio de saber se me es castigado con cerrar la boca.

—En qué piensas tanto, Brownies o acaso te has arrepentido de estar aquí —pregunté a Brownies al verla cabizbajo. 

—No, amita —respondió —los duendes tenemos muchas cosas entre los dientes y eso nos distrae.

—Ah —respondí fingiendo creerle. Llegamos a la habitación —Brownies qué es Cawito —dije. 

—Mmm es un lugar secreto de las gorgonas, cómo el de nosotros los duendes que son los hoyos o las cuevas —contestó dudosa. 

—Mmm es bueno saberlo, no recuerdo a la mujer que vino, Jorich, supongo que sí es parte de mi pasado —dije. 

—Sí que lo es—responde.

—¿Sabes algo de ella? —pregunté

—Sí, pertenece a una de las tres hermandades que existen.

— ¿Qué hermandades?

—En nuestro mundo querida Grea, luego del exterminio de las Brujas de Salem, quedaron sus nietos y bisnietas y, ellos fundaron las tres hermandades en honor a las tres mujeres...

—Y, cómo se llaman —interrumpí de inmediato.

—Pues son nombres de mujeres, mujeres que son idénticas a ti, a Jorich y Gorgiani, bueno si no fuera por el pelo de Gorgiani, ya sabes —dijo guiñandome con la mirada. 

—Ah y no me has respondido cómo se llaman —pregunté. 

—Pues son la hermandad de Tituba, luego la hermandad de Sara Solart y finalmente la última hermandad …

Y, de pronto se escuchó un ruido muy estruendoso que hizo temblar el piso. 

—¡Niña! —gritó Brownies cayendo al piso. 

Mientras yo me sujetaba fuertemente de la columna que se encontraba muy cerca a mí. 

—¿Qué está pasando? —grité asustada.

—Mi niña corre, corre —gritó Brownies tosiendo. 

Y cuando apenas terminó de hablar cayó un bloque de piedra justo al lado mio, no lo pensé más y corrí, en ese instante, Gorgiani apareció entre las nubes y me tomó del brazo.

—Vamos —dijo cansada —agáchate dijo y con la palma de sus manos creó una inmensa órbita de nube y nos teletransportamos a un lugar oscuro, en él había varias mujeres. 

—Aquí no la hallarán, seguro que ya se dieron cuenta—habló sacudiendome el polvo. 




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