Las crónicas de Grea (en proceso)

CAPITULO XIV

Llegamos a un inmenso salón, había mucha gente, conversaban amenamente y digustaban platillos sabrosos. Cuando entré todos levantaron la mirada e inclinaron la cabeza en señal de respeto. Lo cual no fue muy de agrado. 

Gorgiani se acercó inmediatamente —Bienvenida —dijo señalándome una de los asientos vacíos. Saludé a todos los ahí presentes con la mirada cuando en una fila enorme estaban puras mujeres, eran las hermandades. Mujeres que transmitían hogar y ternura. Los cuales inclinaron la cabeza en señal de saludo.

Al otro lado pude observar a la familia de Asmis, centauros que conversaban amenamente, luego los sátiros, supongo que el tío de Astrud era uno de ellos, vi algunos duendes al igual que Brownies que observaban cada movimiento que hacía y otras criaturas que si las describiera seguro pensarán que exagero…y cuando estuve a punto de sentarme vi en un pequeño rincón al humano. Tenía cadenas en las muñecas y los pies, su mirada estaba perdida en un punto fijo. 

Mi corazón se apretó de dolor. Mi yo interna quería liberarlo  y consolarlo. 

Gorgiani me palmeó la espalda —Grea, siéntese por favor —me ordenó viendo que me quedé estática. 

Justo cuando el reloj de la pared dio las trece horas de campanadas estaban reunidos todos los seres vivientes en aquel salón. 

Gorgiani se puso de pie y golpeó su copa de hierro. 

—Nos hemos reunido aquí para decidir sobre el futuro de nuestro prisionero que es el hijo del cazador, vuestro peor enemigo —habló— quiero sus opiniones de todos ustedes…

—No le des demasiada vuelta. jefa —dijo uno de las gorgonas que nunca había visto —simplemente acabemos con él y hagamos lo mismo que hacen los suyos, extirpar y colgar en los árboles o llevarlos a nuestro laboratorio —gritó.

Mi corazón tembló de miedo. De qué laboratorio hablaban. 

Jorich se acercó y me susurró —Calmate, por favor, mantén la calma ante todo lo que veas y oigas.

Continuaron llegando, justo cuando dio a las 3 de la madrugada se inició la toma de decisiones después de llegadas interrumpidas y una que algunas objeciones sin sentido. 

 —Criaturas del bosque y las cuevas, estamos hoy reunidos para decidir sobre nuestro prisionero, hijo del cazador del que tanto daño nos hizo y sigue haciéndonos  —habló Gorgiani, con decisión de que esta vez nadie la interrumpirá. 

 Luego de eso se puso de pie, Jorich  —y también presentarles formalmente a la hija de Juana Grea Colbris, Grea. Ella nació en el mundo de las dos patas… —antes de que culmine de hablar todos se pusieron de pie y me aplaudieron. 

—¡Bienvenida! —dijeron al unísono. 

—Ella se mudó hace tiempo a la cueva de las gorgonas para entrenar y practicar en la famosa escuela de los Gurciatis, donde aprendió todo lo necesario, a esto destaquemos que en unos días se pasó al grupo de los seleccionados siendo así una de las mejores —respiró con orgullo junto con los aplausos y vítores de todo lados —ella es nuestra esperanza —finalizó. 

Sentía la mirada de Armageddon y Brisi ante mi, y también la mirada indiferente de Asmis. Eso no me hacía sentir para nada bien. Apreté mis manos con incomodidad. 

Finalmente, habló Temeraria —yo fui quien trajo aquí al hijo del enemigo, entonces mi decisión es que acabemos con él, sin embargo, mi alma me dice que no, por el simple hecho que salvó a una de las nuestras, a Abi —bajó la mirada. 

El silencio reinaba en la gran sala —acabemos con ese excremento de Las Dos Patas —habló uno de los centauros corpulentos —los suyos han acabado sin piedad con nuestra raza —dijo.

—Estoy de acuerdo —gritó el sátiro que fingía serenidad, empero se notaba su furia en sus ojos que flameaban fuego. 

Casi todos aplaudieron, algunos mantenían la cabeza gacha. 

—¿Qué opinan las tres hermandades presentes? —preguntó Gorgiani. 

—Yo Jorich, que se convierte en jorobada cuando quiere o que simplemente mi nombre no es Jorich —dijo confusa, luego movió la cabeza volviendo en sí —mi hermandad de Tituba a quien representó dice que no, aunque sabemos muy bien la rabia y la ira que sentimos por su raza —exclamó. 

Algunos susurraban su inconformidad, sin embargo, respetaban la decisión.

—Yo, Santimeria, de la hermandad de Sarah Warren, en representación, opino que le demos una oportunidad, ya el mismo hecho de respirar nos condena en seres que algún día morirán, y, yo ni los míos no queremos ser partícipes, aunque el dolor y el resentimiento por su raza nos ciega de vez en cuando —culminó.

Esta vez el salón se sumió en silencio. Se miraban las manos con dudas.

—Pues mientras nosotros tenemos piedad por él, su raza nunca tuvo por la nuestra, ni una pizca de piedad, ¿por qué debemos de tenerlo nosotros? —dijo el padre de Asmis, un brioso centauro —los suyos han acabado con mi familia, han acabado con niños y mujeres…

—Eso es cierto, y cuánto lo sentimos, pero recuerda que el mal no se paga con mal —dijo Santimeria —si nosotros viviéramos con el resentimiento recordando el pasado de seguro que acabaríamos con él y toda su raza, sin embargo, nuestras almas han ido sanando, los árboles y el viento han ido borrando esos malos recuerdos —suspiró. 

—Yo, Arbolis, bueno ya, soy Arbolin —rio —de la hermandad de Sarah Solart opinamos que no, démosle una segunda oportunidad, puede ser hijo de cualquiera…

Se dicen y se cuentan en la historia y libros que las brujas siempre hacen lo incorrecto, que sus pociones sirven para hacer la maldad, pero aquí es diferente. Lo que se cuenta aquí es real, las brujas no son malvadas como se pinta en la raza humana o más conocido en el mundo de las Dos Patas. 

Aquí nuestras mujeres de los conjuros y las pociones, demostraban claramente su punto de vista y su alma pura. Aunque a veces se ponen confusas con sus nombres o sus cosas. Continuemos siendo testigos de esta reunión tediosa.




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