35 - Recuerdos

Diego sigue a su hermana hasta su habitación en donde ellos pueden hablar entre ellos  unos instantes antes de dormir, en realidad ninguno de los dos puede dormir por el día que fue muy agitado:

 —¿Te diste cuenta de eso? — pregunta Diego  a  su hermana Hanna — de la cara de Dameron cuando entramos al tener que dejar en ropa interior a Melek y fue muy incómodo.

—Lo vi demasiado incómodo es muy lógico  — se ríe Diego — ¿No lo crees?.

—Estaba muy ruborizado, es tan evidente que no podía negarlo —  se reía Hanna y este hizo que Hanna también se pusiera a reír al recordar el episodio en la habitación de Melek.

—Me imagino que nunca la vio desnuda a Melek — dice Diego — o alguna mujer en su vida ¿Qué piensas, hermana?.

—Eres muy malo, hermano — dice Hanna fingiendo que está enojada, pero en el fondo quiere reírse — lo que piense sobre ellos es irrelevante.

—Pero es verdad, hermanita — con una mueca en su rostro.

—Bueno la verdad es que Dameron es muy acendrado que llega a ser muy tierno lo inocente que llega a ser en algunos momentos — dice Hanna — para la edad que tiene el joven príncipe, pero a lo mejor es así o su actitud esconde un gran dolor.

—Es muy dejado a mí parecer  es como si algo lo detuviera — exclama Diego que se rasca la cabeza — debería hablar con ella y declararse de una buena vez, si lo que pienso es verdad.

—Debo admitir que Dameron es muy atractivo y con esa extraña inocencia que derrite a cualquiera, y no lo dijo por todas — se sonroja Hanna y Diego se percata eso de su hermana.

—No me digas — se corta lo que iba a decir — que.. te..

—No como se te ocurre... Estás loco, jamás olvidaré a Eleazar — recuerda con una gran  tristeza a su novio muerto al gran amor de su vida, que hizo recordar a Diego a su novia.

—En mi corazón está mi amada Tanya siempre me preguntó — se detuvo y comenzó a  sonreír  al recordarla, pero al mismo tiempo pena por perderla.

—Tanya era muy hermosa con ese cabello rojo, pero su mayor virtud era esa sonrisa, pero lo que realmente admiraba de ella es su personalidad.. ella era muy fuerte — sonreía Hanna al recordar a su amiga con tanto amor.

—Mi amada pelirroja con su fragancia de jazmín y miel con esos ojos de gato y labios ardientes que le dedicaría las más bellas canciones de amor y escribiría poemas de amor — comienza a derramar pequeñas lágrimas que corren por sus mejillas — la extraña cuando paso eso, algo en mi corazón se rompió, por primera vez me sentí roto.

—Y Eleazar ese hombre tan galante que era muy gallardo, era un gran novio,  tierno, dulce, un gran caballero — suspira Hanna con una ligera sonrisa — y estábamos locos los dos por ellos, ahora han pasado más de setenta años y jamás lo vamos a volver a verlos, solo están en los rincones de nuestra memoria.

—Eleazar era un gran amigo me ayudó mucho en muchos sentidos y gran acompañante para mis juergas y pensar que era de Inglaterra — sonríe Diego y Hanna le dice — ¿Así que era inglés?, Quién lo diría — sonríe con una mueca algo burlona.

—¿En una de esas juergas que en otras partes pudieron provocar una guerra es donde conociste a Tanya? — pregunta Hanna con gran curiosidad — si no me equivoco, hermano.

—Sí — sonríe — a esa mujer de hermosas caderas y cabello como el fuego que me volvió loco y finalmente caí rendido ante su mirada felina, nunca me había enamorado de una mujer de esa manera y no creo que vuelva a pasarme con otra mujer y después de eso comenzó nuestra tortura.. y los recuerdos se vuelven borrosos hasta que llegamos a este planeta — exclama Diego y continúan recordando el pasado, están así por casi toda la noche hasta casi el amanecer.

—Yo no recuerdo mucho la verdad — lo mira y su hermano le toca el cabello.

—No te preocupes hasta para mí es confuso de entender —sonríe — debemos dormir —Hanna se acuesta en su cama y le dice a su hermano.

—Buenas noches, hermano — sonríe la muchacha.

—Buenas noches — el muchacho se levanta y se va de la habitación de su hermana, cuando llega a la suya se sienta y unas lágrimas corren por sus mejillas, se recuesta en su cama  después Diego se va a dormir a su habitación aunque sea un rato; no piensa mucho en su pasado, ya que es muy doloroso, pero las pesadillas lo siguen que son fantasmas que lo persiguen y lo someten hasta el fondo de la misma oscuridad, tal vez nunca podría ver la luz. Melek en su habitación puede sentir lo que Diego sueña, sus emociones, sus culpas y torturas, su dolor era también parte del suyo. Los horrores de la guerra es algo que jamás olvidan, ni en las almas más valientes lo ignoran por completo.

Dameron está en la cubierta del barco vigilando el viento y uno de los marineros mira a través de binoculares, se percata que están a punto de llegar al reino y se le acerca al príncipe:

—Príncipe Dameron — dice uno de los marineros.

—¿Qué ocurre? — pregunta Dameron con su característica tranquilidad.

—Estamos a punto de llegar al reino, majestad — dice el marinero que ve al príncipe.

—A ver, pásame los binoculares — este le entrega los binoculares y mira a través de ellos, ve que el reino está cerca.

—Calculando… majestad vamos a llegar cerca del ocaso, príncipe — dice el marinero con entusiasmo.

—Así es — con una ligera sonrisa — avisa a los marineros y a los invitados — le ordena Dameron al marinero y este va inmediatamente:

—A la orden —  esté se retira mientras que Dameron se queda en la cubierta, pero en realidad estaba preocupado por la salud de Melek y lo que hizo con Hanna, hace poco y siente  fue un gran error  y en estos momentos  está inconsciente además con una fiebre muy alta que no se le baja con nada. Ese mismo día llegan al reino de Dameron y una gran caravana los espera en el puerto principal del reino, los hermanos Peters fueron los primeros en bajar y ser recibidos por el rey y la reina de Ko; después continúa la guardia que protege a Dameron, Dennis y finalmente el príncipe con Melek que era llevada en una camilla; por los otros guardias. El rey se acerca a Dameron con mucha preocupación y a la vez alegría por la llegada de su hijo: