Las Crónicas de Melek Hoffmann: El Inicio [libro I]

Epílogo

༺ Cinco meses después..  ༻꧂

Las jóvenes se gradúan de oficiales de la PDI, y los siguientes planes de Melek es inscribirse en la universidad para estudiar literatura, pero en la PDI tanto Melek y Azra había sobresalido por el caso de una chica que fue brutalmente asesinada y pudieron encontrar al culpable y actualmente está en la cárcel. Tanto Melek y Azra están  en los estacionamientos subterráneos en la central de la PDI, había sido un día demasiado laborioso y a la vez era un día muy helado y solamente querían llegar a dormir; los nuevos casos de asesinatos y los crímenes no tenían descanso. No tenía memoria de lo pasó hace cinco meses atrás y su extraña desaparición; que deja todo en una baraja de misterio. Su amiga Azra la buscó por esos días en calidad de oficial y como su amiga; aunque le pregunta a Melek si tenía algún recuerdo de su secuestro, está no respondía al respecto y de cierta manera evade la situación. En ese momento están  guardando algunos archivos que los van a analizar en su hogar y los guarda en el maletero del auto y Azra le dice:

—¡Melek!.. — la llama y esta baja del maletero para poder ver el rostro de su amiga.

—¿Qué quieres, Azra? — pregunta Melek que guarda lo que falta en otra parte del auto.

—Quiero comer una pizza, es que hace mucho tiempo que no comemos — exclama Azra entrando al auto — tengo mucha hambre  y de pasada llevamos a la casa.

—Está bien, después que salgamos vamos por unas pizzas —exclama Melek con una sonrisa — y le llevamos a Nani para que pueda comer — en ese momento suena un  teléfono que resuena en toda la estación, pero no era el celular de Melek; a ella no le gusta el estacionamiento a estas horas de la noche, le producía un recelo además lo encuentra algo siniestro, para su gusto y las luces parpadeaban sin cesar. Ahora tenía la extraña sensación que alguien la observaba, por precaución saca desde su mochila una pistola, escucha pasos que están  más cerca y que se dirigen a ella con su arma en la mano; a punto de jalar el gatillo.

—¡Melek Hoffmann!.. — la llama una  voz carrasposa de un hombre, ella se da vuelta con su pistola en mano y le apunta en la cabeza; lista para disparar pudo  ver a un hombre de unos cincuenta años que su rostro no evidenciaba esa edad, acompañada de dos mujeres una de ellas era rubia y la otra castaña que tenían la misma edad que Melek y Azra; los tres llevaban armas, las chicas apuntan a Melek se percata de que el hombre no había sacado el arma y Azra sale del auto con su pistola en mano.

—¡Melek! — la llama con la pistola en mano apuntando a una de las chicas —¿Qué sucede? — pregunta desconfiada.

—Nada.. — le dice Melek para tranquilizar  a su amiga haciendo un gesto para bajar el arma y también lo hicieron las chicas — ¿Y ustedes quienes son? — pregunta a las tres personas.

—Yo soy el agente Christopher Ceretti — exclama el hombre — ellas son las agentes Yael Van de Camp y la agente Hope Jones — las presenta y ellas miran con interés a Melek, pero ignorando completamente a Azra que seguía mirando todo.

—Y eso debería importarme — exclama de manera grosera Melek, porque estaba cansada de los constantes interrogatorios, desde su desaparición y en ese momento las jóvenes bajan las armas, en ese momento Azra mira la insignia de los agentes, se acerca a Melek.

—Esto es más grave de lo parece — exclama Azra entre susurros — ¿Acaso no lo ves?.

—¿Por qué lo dices?, ¿Y por qué estamos susurrando? — pregunta Melek viendo la mirada de cierto temor de Azra que nunca había visto en su vida.

—Ves esas insignias lo que cuenta ellos,  Melek — exclama Azra en voz baja — fíjate muy bien.. — Melek mira fijamente las insignias de los agentes y a pesar de eso no las reconoce porque no está en el registro de insignias.

—¿No las puedo reconocer?, sabes algo que yo ignoró completamente — exclama Melek ignorante y le levanta una ceja.

—Es una agencia secreta chilena que funciona desde 1814, su líder era Manuel Rodríguez en el periodo de reconquista del país — exclama Azra con la voz baja  — yo pensaba que solo era un mito, bueno lo han dejado como un mito.

—Agencia secreta, espera ¿1814? —exclama Melek confundida y sorprendida — a ver si escuché mal, ¿Manuel Rodríguez? — musita y hace un gesto con sus manos.

—Oficial Hoffmann — habla el agente para que capte su atención nuevamente de ambas chicas.

—Podemos hablar tranquilas o nos va a interrumpir a cada momento — exclama Melek con enojo al ver que fueron interrumpidas en su conversación.

—La necesitamos señorita Hoffmann — exclama una de las mujeres — con sus capacidades en esta área.

—¿Por qué a mí? — pregunta Melek que hay algo que no la convence al cien por cierto — hay policías más competentes que yo además tienen mayor experiencia,  ¿Por qué debería unirme a ustedes? — exclama Melek cruzando sus brazos, no tenía un buen presentimiento — su organización me suena algo sospechosa y no me gusta.

—Reclutamos a personas dotadas como usted y con sus habilidades en los distintos campos — exclama la otra mujer — la necesitamos.

—En realidad no me interesa — exclama Melek desconfiando de la oferta que es demasiado buena para ser verdad y algo le decía que no tiene que aceptar — pertenecer a su organización.

—Servirá a su patria — exclama el hombre — de la forma más honrosa posible.

—No creo que sea de forma muy honrosa que digamos y es mi última palabra — exclama Melek — además hay otros mejores oficiales que estarían deseosos de trabajar con ustedes, pero este no es el caso.

—Como guste usted señorita — dice el hombre — no la vamos a molestar.

—Me tengo que ir.. — exclama Melek — vamos Azra.

Las jóvenes se suben al auto y dejan del estacionamiento de la PDI  dejando atrás a los tres agentes, y el agente  Ceretti dice:

—Agente Van De Camp — exclama el agente  Ceretti que se va en el auto.

—Sí, señor — dice la agente Van De Camp.



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En el texto hay: galaxias lejanas, findelmundo, destinos

Editado: 10.07.2022

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