Las Crónicas de Melek Hoffmann: El Inicio [libro I]

53 - El Encuentro

Después de la información proporcionada por esos seres Melek entiende algunas cosas y otras no, sus preguntas son más profundas y su mente comienza a funcionar:

—Pero me imagino que..— se detiene Melek— ¿Esto no estaba escrito?, ¿O no?.

—Lamento decirte que esto estaba escrito — aclara uno de los supremos — desde mucho antes que nacieras, tú, tus hermanos, tus padres y antepasados.

—¿Qué?, ¿Hermanos? — exclama Melek extrañada, por lo que ella sabe tiene a su hermano Klaus.

—Y está conversación esta escrito — agrega Hashim — y todo lo que ocurra después.

Esto fue lo que derramo el vaso de la paciencia de Melek y dice con una furia incontrolable:

—Que arrogancia por parte de ustedes de decidir el destino de todos, en base a antiguas escrituras de unas "pitonisas"  y además soy yo la que decide su propio destino — exclama enfurecida Melek y esto también alteró a ellos.

—Tú no los puede hablar así jovencita como osas de hablarnos de esta forma a los supremos — exclama uno de los supremos y Melek abre sus ojos con sorpresa.

—Ustedes son los que tanto hablan y hablan de las profesias de las pitonisas del tiempo y bla bla — exclama Melek sin emitir ninguna palabra más.

—Así es mi niña, pero eso es tema para otro día, tu mundo nos llama Dios y de muchas formas somos generadores de vida y concedemos a todo ser vivo que haya hecho actos de verdadero amor la vida eterna o en este caso vamos a decidir la vida eterna o la resurrección físicamente hablando — explica uno de los supremos.

—Pero yo no hice ningún acto de verdadero amor, para que decidan lo que van a decidir — exclama Melek sin entender — además resucitarme no creo que sea muy fácil, si me opongo.

—Si lo hiciste — dice Hashim, y uno de los supremos se acerca a Melek.

—No podemos obligarte.. eso es verdad — exclama uno de los supremos.

—Tú sacrificaste tu vida por tus amigos Diego y Halime porque los amabas y eso es un acto de verdadero amor — exclama uno de los supremos.

—Y a sabiendas que ibas a morir aún así lo hiciste — exclama el otro.

—Lo hice eso es cierto, pero no sé porque lo hice fue un impulso nada más — explica Melek — es un acto que no pensé en realidad.

—Eso no es cierto y tú lo sabes Melek —  exclama uno de ellos, se siente algo decepcionada al final de todo no tiene la libertad de decidir su propio, solamente porque está todo escrito. En algunos momentos Melek mira a los supremos a esos hombres que eran muy altos y muy hermosos, ellos parecen ser ángeles, serafines o algún arcángeles; Melek no lo sabría describir. Y al lado de ellos estaba Hashim  que era un hombre de una cabellera pelirroja de unos treinta o cuarenta años, a pesar de su edad era un hombre muy atractivo y muy parecido a su bisnieto Dameron físicamente hablando, pero lo que diferencia uno del otro es que se destaca su poder de liderazgo en la que el joven Dameron no ha desarrollado, por el solo hecho de que es un príncipe que no es el heredero al trono, de forma directa. Según en la biografía que leyó hace unos días en las profesias de las pitonisas del tiempo, Hashim en la línea de sucesión al trono, era el primero y él tenía un hermano y una hermana, el príncipe Sercan y la joven princesa Jolie, Melek está tan inserta en sus pensamientos; el bisabuelo de Dameron la mira mientras que los supremos hablan con Melek:

—Tu acto fue desde el profundo amor y desde el desinterés joven Melek — exclama uno de ellos.

—Pero.. ¿Qué? — exclama Melek confundida.

—Por eso estás aquí Melek — exclama Hashim y sigue — solo por esa simple razón y no te estamos juzgando por tus actos tanto bueno y malos.

—Yo no hice nada de eso — exclama Melek teniendo un poco de consciencia — ahora quiero terminar la misión para volver a mi planeta, pero con mi cuerpo sea entregado a Klaus.

—Pero su misión no ha terminado para usted aún — exclama Hashim con una ligera sonrisa — después de esta guerra puede haber más en la que la vamos a necesitar, yo sé lo que digo.

—Lo sé — exclama Melek pensativa — siempre tuve conciencia de ello.

En el campo de batalla el señor de la destrucción Abaddon hablaba con una sonrisa malévola, provocando a los héroes; al principio fue Dameron que estaba enojado y ahora era Hanna y Halime que estaba a punto de caer en sus provocaciones:

—Su heroína.. la que me iba a matar a mí..  — exclama Adaddon con una sonrisa — pero resulta que yo maté a la heroína — lo dice con sorna y Hanna comienza a indignarse y se le nota con el simple hecho de apretar los puños al igual que Halime, pero no quita el hecho de que todos lo querían asesinar a ese bonachón joven, pero con una crueldad que hace sucumbir hasta los huesos de sus enemigos y Hanna con ira en sus ojos, a punto de cometer algo que no debe hacer, enciende  con los humos de la muerte y Diego la detiene:

—Eso es lo que quiere este infeliz, hermana — exclama Diego con su rostro serio — no hay que caer en sus provocaciones sin sentido.. ¿Por qué eso es?.. lo entiendes.

—Pero este hijo de perra mato a nuestra amiga — exclama Hanna enfurecida y a punto de caer en la trampa — por salvar tu vida hermano es lo mínimo que podemos hacer es vengar su muerte.

—Lo sé y tengo conciencia de ello — dice Diego muy serio — su sacrificio y su muerte será vengada, pero no es este momento la paciencia es una virtud.

—¿Pero? — exclama Hanna, controlando su energía de la muerte — no lo vamos a matar.

—Este hijo de perra va a tener su merecido — exclama Diego con seriedad — y mataremos su arrogante porte, de acuerdo hermana — le baja su mano y Hanna lo mira:

—De acuerdo — exclama Hanna y baja su puño, pero no disminuye su indignación.

Los trillizos Lovelace están allí, Mitzrael está conmocionado por lo sucedido y su hermano Yerathel lo observa y habla Jeliel:

—¿Hermano? — le toca el hombro a Mitzrael y este no habla e intenta de emitir sonido alguno.



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En el texto hay: galaxias lejanas, findelmundo, destinos

Editado: 10.07.2022

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