Las Crónicas de Nauzet: Nuevo Orden Europeo

Capítulo 3. Nuevo Orden Europeo

Un sudor frío recorrió la frente de Rosenthal al tocar el pomo de la puerta de la sala de reunión de su equipo de gobierno. Allí, en torno a la gran mesa alargada de roble, estaban sentados todos sus ministros y ministras. Charlaban entre sí pero aquel murmullo cesó al ver entrar a Hadler y todos se pusieron de pie para mostrar respeto al Canciller.

Aquella era una sala muy espaciosa, con un color rojizo en aquellas que daban una sensación agradable y la mesa estaba a la vista de gente del pasado e importante del partido gracias a los retratos. Era la sala que utilizaba el Partido Liberal para tomar las grandes decisiones y donde Hadler fue nombrado Secretario General. Al fondo estaba la señorita Frank, la secretaria, ocupada de las necesidades y otras cosas de los ministros y del Hierach.

Rosenthal ya veía la sonrisa en su gran amigo y compañero, Albert Braun. Veía en sus ojos negros el sí que Europa le había dado.

—Sentaos—dijo Rosenthal.

Acto seguido los ministros y ministras de Alemania tomaron asiento alrededor de la mesa y Hadler quedó presidenciando ésta. Unos segundos más tarde llegó Margret Frank portando una botella de agua para él y el resultado de las elecciones europeas, de las que había permanecido al margen.

—Gracias Margret. Puedes descansar.

—Señor Rosenthal—decía Hanna Frank, la joven de cabellos claros y rizados— el sí ha ganado con una rotundidad extrema en toda Europa, menos en el Reino Unido que ya sabemos cómo son, siempre llevan la contraria a todo.

—Ya veo…—dijo pensativo Hadler—.Explíquenme más.

—La participación ha sido muy alta y las encuestas dicen que la población quiere salir de esta situación, sea como sea, y si usted es el que puede hacerlo, adelante—continuó Hanna.

—Hierach—decía Albert Braun— las masas se están agrupando ante este edificio del Partido Liberal. Deberá salir y atender también a algunos medios de comunicación.

—Sí, por supuesto, pero a eso a su tiempo. ¿No ha venido Markus? Debemos hablar del Nuevo Orden Europeo, ¡Diablos! ¿Dónde está? El Club Big es el que lleva todo este tema…

—Está a punto de llegar—agregó Margret—debido al cierre de las calles colindantes al edificio le ha sido imposible llegar a tiempo.

Rosenthal bebió agua y se llevó las manos a la cara.

—Perdón por el retraso—dijo un hombre mayor calvo y trajeado tras cerrar la puerta que tenía tras de sí—Buenas noches a todos.

Llevaba un maletín en su mano derecha y se hizo un hueco entre Albert y Hanna en la mesa.

—¿Empieza usted o empiezo yo?—Markus miró directa y fijamente a Rosenthal.

—Señores—decía el Canciller—ha llegado el momento. Así como lo fue el Sacro Imperio Germánico, el Imperio Alemán del siglo XIX o incluso el III Reich con apartados desgraciados y para olvidar. Alemania viene más fuerte que nunca, a ocupar su posición en este planeta, esa de la que siempre nos han desbancado. Nos hemos caído y levantado muchas veces y esta vez, espero, será la definitiva.

—Es hora de dar un giro a la vida europea—continuaba Markus Zizerman— Es hora de renovar Europa, de hacerla competente para compararnos a EEUU u Oriente Medio o China. Necesitamos que Alemania sea grande para que Europa también lo sea. Tenemos que gobernar solo a la gente que merece serlo, tenemos que educar a la población en el nuevo régimen: trabajo duro, dinero y consumismo. Necesitamos cambiar por completo esta sociedad como ya sabéis. Es el Club Big y yo, como su presidente, el que tiene una serie de puntos del Nuevo Orden Europeo para el Hierach, Hadler Rosenthal.

—¿Cuándo tendremos plenos poderes sobre toda Europa?

— Mañana usted tendrá que viajar a Wiesbaden, donde los líderes europeos traspasarán todo el poder a su persona. Comprenden que usted es la única solución, están desesperados—comunicó Angélica a Rosenthal, la ministra morena de ojos miel.

—Dos años—decía Hadler—En dos años iremos instaurando poco a poco el nuevo régimen. Markus, ¿Qué puntos tiene el Club Big para organizar la sociedad?

—Por favor, Hierach Rosenthal, exponga primero sus ideas de gobierno y el Club Big irá agregando.

—Está bien. Veamos. Todo se tiene que hacer progresivamente y sin fisuras. Medidas que no hagan ruido pero que vayan poco a poco realizando su función. Debemos convencer a la población de lo que vamos a hacer, que todo es por el bien europeo, por su propio bien—se levantó y pidió a Margret la pizarra interactiva con el mapa de Europa—Hanna, serás Lieterin de los Países Bajos, cumplirás las funciones de Canciller. Angélica, tú lo harás en Austria. Albert viajará hasta Italia. Oliver en Francia. Sven a Portugal. Bastian irá a Polonia, Otto a Dinamarca, Hans a Suecia y Marta a España. En los demás países habrá dirigentes alemanes que aún no he decidido. ¿Cómo debéis actuar? Siempre a mis órdenes, consultándome cada decisión importante, por lo demás confío en vuestro juicio. Mañana mismo, tras el paso por Wiesbaden, cada uno se dirigirá hacia su destino y tomará posesión del cargo.

—Tendremos que ir debilitando la cobertura telefónica, subir los impuestos a las compañías telefónicas y que suban el precio de sus servicios. Censurar páginas webs, hacer el acceso a Internet más difícil y que se cuelgue varias veces al día, hay que evitar que las redes sociales jueguen un papel importante entre la sociedad. La causa de los medios de comunicación no hay que tocarla, porque ya hace tiempo que son nuestros—agregó Markus en nombre del club que presidía.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.