Las crónicas de Necros

Capítulo 12

          De pronto apareció un pilar de luz blanco en la calle directo desde el cielo. Dentro de ese pilar se podía ver una figura femenina, no se distinguía muy bien. De pronto el pilar comenzó a apagarse poco a poco, hasta que la luz se extinguió por completo. – Acá debe ser. - Dijo Gloria viendo hacia la casa de Javier. Entonces siguió caminando hasta llegar a la puerta principal, la examinó detenidamente. En su cintura llevaba una espada de plata y acabados en oro muy brillante y muy grande también. – Ese bastardo… - Dijo prestándole atención a las runas celtas que Necros había grabado en la puerta, para que nadie saliera o entrara. – Pero una de las facultades que me dieron los ángeles al convertirme en hibrido fue… - De pronto desapareció y apareció repentinamente dentro de la casa. Caminó buscando a Necros, hasta que de pronto vio tres figuras que salieron a toda prisa de la sala de estar.

          El exorcista pudo notarla de inmediato. - Otro hibrido. – Dijo Necros deteniéndose frente a ella. No le soltaba la mirada de encima. Los gemelos se detuvieron tras él, alternando su mirada en te él y la chica. - ¿Quién eres y que haces aquí? – Pregunto sin despegarle un segundo la mirada a Gloria. Si algo odiaba en el mundo más que nada eran los híbridos. No concebía el hecho de que pudieran entregar su vida al servicio de seres tan fríos y desalmados como los ángeles.

          - Parece que tus garabatos no son tan útiles. – Le  dijo Estela a Necros tapándose la boca con la mano derecha para evitar reírse.

          - ¿Quién es ella? Y ¿Cómo estas tan seguro de que es un hibrido? – Dijo David acercándose a Necros.

          - Puedo reconocer a uno a distancia. – Dijo Necros. – Además es un hibrido ángel, son los únicos a quienes no les afecta la magia de las runas celtas, por eso pudo entrar tan fácil a la casa. – No le quitaba la vista de encima a Gloria. Estaba asqueado, ofendido.

          - Hola Necros. - Le dijo Gloria. – Tu no me conoces, pero yo a ti sí. – Dijo mirando a los gemelos. Necros la vio sorprendido creyendo que ella tendría las respuestas que él tanto buscaba. Entonces Gloria recordó que no podía decirle la verdad o no le permitirían regresar con él. Improvisó. – Eres aquel que intentó quitarse la vida y en su intento fallido fue condenado a deportar demonios de vuelta al infierno. – No le soltó la vista ni un solo momento. Mo podía permitirse ser descubierta.

          - Tienes razón. - Respondió el exorcista rápidamente ante la afirmación de aquella mujer. – Me conoces bien, y si, tal vez no te conozco, pero tampoco tengo intención de hacerlo, por favor quítate. – Gloría trató de disimular la tristeza que sintió al oír la frase del hombre empuñando sus puños. Necros intentó moverse a un lado de la mujer para abrirse paso hacia el demonio. Ella interrumpió su salida.

          - Hay que aceptar que si te conoce bien. – Dijo Estela viendo a Necros. – O tu historia no es tan secreta como creíamos. – Lo decía en tono de burla, como era costumbre en los gemelos.

          Gloria trató de desviar el tema de conversación para evitar ser descubierta. -  Si, tienes razón. – Le dijo Gloria a Necros. – Soy un hibrido, ángel. – Mi nombre es Gloria. – intentó extenderle la mano.

          Él ni siquiera tuvo intención de devolver el saludo. - ¿Viniste por mi o viniste a matarme? – Pregunto Necros en un tono frio, como si la muerte no le importara, aunque él sabía muy bien que sí, pues no quería ir al infierno, e iba a hacer todo lo posible por no llegar hasta allí. – De seguro el bastardo de Mikael te envió por mí, vivo o muerto. - Le dijo. Su mirada era fría como de costumbre, aunque sabía que sus habilidades eran inútiles ante un híbrido.

          - Pues no. – Le dijo Gloria. – Yo soy tu protectora, escogida por el conclave para tu protección y seguridad. Solamente he venido a asegurarme que nada malo te pase ni a ti, ni a los que están contigo ni a quienes habitan en esta casa. – Retrocedió un poco. – Pero adelante, por favor, sigan su camino. – Hizo un ademán con las manos.

          - Por favor. – Repicó el exorcista.

          - No tenemos tiempo para romance. – Dijo David burlándose de ambos, como de costumbre. Gloria intentó mantener la calma ante el comentario del niño.



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En el texto hay: angeles, exorcismo, demonios

Editado: 24.04.2019

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