Tanto Gloria como los gemelos se encontraban en el pasillo frente a la puerta, desesperados por lo que podía pasarle a Necros ahí dentro, solo con el demonio. Gloria estaba a punto de entrar cuando de pronto la puerta se abre y Necros sale, se dirige directo a la híbrido ángel, necesitaba respuestas, necesitaba saber la verdad de su pasado de una vez por todas si quería vencer a este demonio.
- ¡Allí viene! – Dijo Estela con tono de preocupación.
- La próxima vez que quieras actuar solo, ahórranos la venida y déjanos a nosotros en nuestros asuntos. – Dijo el niño que se encontraba recostado en la pared de brazos cruzados. Necros simplemente ignoró su comentario.
Gloria les miraba desde el fondo del pasillo. – Cállate niño. – Dijo Necros. Se le notaba preocupado y muy enojado. No dejaba de ver a la hibrido. – Tengo un plan, pero todos deben colaborar, incluso tú. – Señaló a Gloria.
- Cuenta conmigo. – Dijo la hibrido mientras se acercaba a donde el equipo se encontraba reunido.
A pesar de todo lo que dijo la niña, Necros decidió guardar silencio y apegarse a su plan. - Presten atención los tres. – Necros sacaba de su gabardina su mismo trozo de rama quebrajada. Comenzó a realizar unas mezclas raras. Tenía un color purpura, brillante. – Debo pintar algunas runas en ustedes. – Todos se asustaron al escucharlo. - ¿Quién va primero? – Todos estaban asustados, nadie quería decir yo. Los gemelos habían escuchado antes que pintarse runas en el cuerpo era algo doloroso, pero no querían comprobarlo.
- Iré yo. - Dijo David tembloroso acercándose a Necros. – No me hagas nada ¿Eh? – Le dijo y soltó una carcajada, trataba de ocultar su miedo detrás de su risa.
- De acuerdo. Quítate la camisa. – Necros tomó un poco de la mezcla purpura con su vara. El niño sin repicarle le hizo caso de inmediato y se quitó la camisa color gris que llevaba puesta. – Ahora no te muevas… - Pintarrajeaba la parte posterior del cuello del niño. Este se quejaba de dolor.
- Ouch, duele. – Decía David. – Apresúrate o comenzaré a maldecir, y en verdad no quiero hacerlo frente a un hibrido ángel. – Apretaba fuerte sus puños tratando de evitar el dolor.
- Aguanta un poco más. - Necros trataba de hacerlo lo más rápido posible, a pesar de eso se escuchaba muy calmado, trataba de mantener la serenidad para no fallar en ningún trazo. – Ya está. – Dijo viendo con un ojo la runa. – Ahora tú. – Dijo viendo a la niña. – Hizo lo mismo en la muñeca de la niña.
Los gemelos veían asombrados las runas que habían pintado en sus cuerpos. - Son bonitos tatuajes. – Dijo Estela viendo su runa y la de su hermano.
- Deja ver. – Decía David dando vueltas como perro tras su cola tratando de ver su propia nuca.
- Ahora tú. – Dijo Necros viendo a Gloria mientras el niño seguía dando vueltas detrás de él. – Se acercó a su ombligo y la tomó por la cintura. Ella soltó un pequeño gemido, como si eso le parecía familiar. – Vamos a ver… - Decía Necros cerrando un ojo. – Ya está. – El niño seguía dando vueltas detrás de ellos.
La runa se veía bien. – Ya quedo. – Dijo Gloria viéndole directo a los ojos. Él no sabía que decir. Pensaba en una coartada.
- ¿Ahora qué? – Preguntó David interrumpiendo el momento de manera oportuna mientras volvía a ponerse la camisa.
- Vamos adentro. – Dijo Necros guardando sus cosas y levantándose del suelo. Los dos hermanos se voltearon a ver entre sí muy asustados.
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Todos se dispusieron a entrar, liderados por Necros, quien iba al frente, los demás caminaban tras él, Gloria llevaba su mano en la empuñadura de su espada, lista para usarla de ser necesario.