Las crónicas de Necros

Capítulo 27

          Mikael observaba desde el cielo todo lo que ocurría en la casa de Javier, trataba de no intervenir pero su arrogancia tampoco se lo permitiría. Se encontraba parado apoyado en su gran espada dorada, No reía, no lloraba, ni siquiera se inmutaba. De pronto sintió la presencia de uno de sus hermanos, no volteó a verlo, seguía interesado en lo que pasaba en la tierra.

          - ¿Qué haces aquí Mikael? – Le preguntó Gabriel poniéndole la mano en el hombro. Mikael sin responderle simplemente siguió observando lo que ocurría en casa de Javier. - ¿No vas a responder? – Le preguntó Gabriel. - ¿Desde cuándo te importa tanto lo que hacen en la tierra? – Lo vio asombrado.

          - ¿Qué quieres Gabriel? -. Preguntó Mikael a su hermano sin verle, estaba muy interesado en ver como concluía la historia en la casa Torreviarte. - ¿Qué acaso no ves que estoy ocupado? – Únicamente movía sus labios, toda su concentración se encontraba en Necros y su equipo, y la pequeña Tatiana.

          - Eso ya lo noté. – Le dijo Gabriel. – Pero no es común que tú te intereses en las personas de la tierra, es más, nunca te había visto tanto tiempo aquí parado. – Trató de sonreír.

          Mikael lo vio. – Deja de molestar hermano, estoy pendiente de Necros. ¿Lo recuerdas, no? – El ángel volvió su vista de vuelta a la tierra. – Me interesa mucho el saber que ocurrirá con él, tal vez lo perdone. – Se detuvo a observar a su hermano. - Tal vez. –

          Gabriel se escuchaba satisfecho. - ¿Acaso el gran Mikael se está ablandando? – Preguntó Gabriel.

          - ¿No tienes nada más que hacer? – Le respondió Mikael a Gabriel con otra pregunta, cosa que no solía hacer a menudo.

          - Te estás ablandando hermanito. – Le dijo Gabriel a Mikael.

          Mikael volteó. – Deberías juntar al conclave. – Le dijo a su hermano. – Tendremos trabajo. –

          Gabriel se estremeció y se incorporó a un la do de su hermano. - ¿Recuerdas ese día? – Le dijo. – Pudiste perdonar a Héctor y darle una segunda oportunidad. – Gabriel y Mikael se vieron el uno al otro y se dio un silencio.

          - ¿A dónde quieres llegar? – Le dijo Mikael ya un tanto molesto. – Déjate de rodeos y habla de una vez. -

          Gabriel por primera vez sonrió. – Que si tú, el ángel más  poderoso pudo hacer un acto de bondad, puede hacerlo una vez más, ¿No? – Gabriel escondía algo detrás de su sarcasmo, pero Mikael lo sabía, por ser el mayor, no puede ser burlado.

          Mikael lo vio con una expresión de muerte furia. – Insisto hermano, ¿Qué quieres de mí? – Ya se le podía notar más molesto. – Si no tienes nada más que decirme puedes retirarte por favor. – Mikael movió su hombro para quitar la mano de su hermano posada sobre este.

          - Ya me voy. – Le dijo Gabriel, Solo recuerda mis palabras hermano. – Mikael se quedó inmóvil y recuerdos vinieron a su mente

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          - Debes ser fuerte si quieres salvarlo. – Decía Mikael mientras azotaba a lo joven atada frente a él, con la espalda desnuda, y sangre que brotaba de los cortes propiciados por el látigo de Uriel.

          Gloria lloraba desconsolada por el dolor, tanto físico como emocional que sentía. Volteaba a ver a su verdugo con furia. - ¿Y quién dice que me rindo? Aún puedo continuar. – Al decir esto cerró un ojo con fuerza al sentir otro azote de su maestro. Soltó el aliento en un sollozo. – Puedo hacer esto todo el día, si quiere. -

          Mikael volvió a azotarla. – Eres una pequeña insolente. – Le dijo a la chica desnuda frente a él acompañado de un fuerte azote en las espalda de Gloria.



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En el texto hay: angeles, exorcismo, demonios

Editado: 24.04.2019

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