Las crónicas de Necros

Capítulo 28

           En la casa de Javier había paz, por fin después de tanto tiempo. Aunque en el suelo yacían el cuerpo de su mejor amigo y su esposa. Éste se acercó rápidamente a abrazar a su hija, quien cayó rendida en sus brazos, su sueño era tan profundo que hasta podía escuchársele roncar.  

         Todos los demás vieron la escena y comenzaron a caminar hacia las escaleras. Todos bajaban por ellas, incluso Gloria, Necros se quedó unos segundos parado observando a Javier y su hija. – Gracias. – Le dijo Javier quien lo veía sin soltar a su niña. Necros simplemente asintió con la cabeza y metiendo su mano a la bolsa del pantalón se dio la vuelta y siguió a los demás miembros de su equipo.

          Los niños bajaban mientras David le sacaba conversación a la niñera. Brenda los acompañó hasta la puerta y se despidió de todos con lágrimas de felicidad en el rostro, les agradeció y abrazó casi ahogando a David. Necros se incorporó a aquella escena mientras todos se despedían de la niñera y salían por la puerta de entrada, que, podía abrirse, gracias a que Necros había dejado sin efecto las runas luego de haber vencido a la mitad demonio de Tatiana. - ¿Y ahora qué? – Preguntó David mientras todos salían de la casa.

         Estela volteaba y decía adiós a Brenda con su mano. – Volviendo la vista al frente dijo. – Pues yo tengo hambre. – Su hermano se reía.

          - Pues acá cerca hay un restaurante muy bueno. – Dijo David señalando la esquina, el dueño es amigo nuestro y comemos gratis. – Seguían caminando para cruzar la calle. - ¿Qué dicen? -

          El equipo caminaba por la calle. - No lo sé. – Dijo Necros. – Yo creo que… -  Cuando de pronto un rayo de luz blanca que descendió del cielo lo interrumpe, envolviendo a él y a Gloria. De pronto ambos desaparecieron de la vista de los gemelos y el rayo ascendió a toda velocidad, dejando la calle en oscuridad nuevamente.

          - Y otra vez solos. – Dijo Estela. Los niños voltearon su vista hacia arriba tratando de encontrar a Necros y Gloria

          - Bueno hermanita – Le dijo David. – Creo que podemos ir por comida mientras vuelven, hay un par de lugares aquí cerca. – Estela lo vio con una expresión de molestia.

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          De pronto, Gloria y Necros se encontraron en un lugar blanco como la nieve, muy grande, parecía una corte, con adornos dorados, muy brillantes. – El conclave. – Dijo Gloria. Quien reconoció el lugar en seguida.

          - Felicidades Necros. – Dijo una voz interrumpiendo a la joven, de inmediato ambos voltearon hacia donde la voz venía.

          - ¿Samael? – Dijo Gloria.

          - Así es. – Dijo el ángel Samael. – No solo has vencido a la niña, - Dijo. – También has demostrado al conclave que valoras la vida humana y todo lo que representa.

          -  Estamos orgullosos. – Dijo otra voz. De nuevo ambos buscaron con su vista la fuente de aquella otra voz.

          - Tranquilo Uriel. – Dijo Mikael. Mientras ambos volteaban a verle. – Que no se irán tan fácil de aquí.

          - Lo sabía. - Dijo Necros mientras encontraba a Mikael y le lanzaba una mirada casi de odio.

- ¿No crees que ya ha sido suficiente? – Dijo otra voz.

- ¡Gabriel! – Exclamó Gloria viendo a su maestro entrar a la corte.   

          - Recuerda quien es el mayor entre nosotros aquí Gabriel. – Dijo Mikael tratando de callar a su hermano. – Pero esta vez, estoy de acuerdo con mis hermanos. Así que el conclave te concederá tu máximo deseo.

          - ¿Le perdonaran? – Intervino Gloria.

          Así es. – Dijo Otra voz. – Así será. -

          - Uriel. - Dijo ella sorprendida.



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En el texto hay: angeles, exorcismo, demonios

Editado: 24.04.2019

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