Bellzebub Diary's
Han pasado siete siglos y aún se niega a que la toque aunque me permite acariciarla durante las noches.
Hace siglo y medio que me enamoré de ella, de su sonrisa, de sus ojos... De toda ella. Livy es tan expresiva que a veces me hace dudar de sus sentimientos por mi pero siempre que recuerdo lo que hace para mi la confianza regresa.
Siempre se asegura de que tenga todo en mi oficina, pinta cráneos que luego deja en mi escritorio. Aquella maña detestable que tenía de balancearse sobre mi desapareció después del primer siglo de casados y ahora que la amo extraño ser recibido por esos brazos.
Ella sigue pensando que si me acuesto con ella perderé el interés, si supiera que jamás lo haré. Ardo en ganas de tocarla, de probar su sabor, de besarla como nunca lo he hecho... Literalmente.
Hay tantas cosas que desearía hacer en compañía de ella, llevarla a tantos lugares, decirle tantas cosas... Pero no puedo... Me es difícil expresar algo que negué hace mucho tiempo, me es difícil crear ilusiones falsas. Porque ciertamente, ni yo mismo estoy seguro de lo que siento y por ahora me conformo con mirarla dormir y tenerla sentada sobre mi escritorio, con las piernas cruzadas, tarareando una canción alegre mientras pinta cráneos...
Si algún día muero y llegas a ver esta página en mi diario, Livy... Creo que te amo.
Pág.
1997
Vol. 674
Editado: 28.02.2019