Era de noche, estaba oscuro y ella vestía de negro, pero aun así se podía ver la sangre en su ropa y la enorme sonrisa en su cara. Se levantó y dejó de lado al cuerpo de la chica junto a ella. Empezó a adentrarse cada vez más en el bosque, los cuerpos y la sangre seguían apareciendo, aún tenía la cuchilla en su mano. Era la noche perfecta: El viento en su cara, se podía escuchar el ulular de las lechuzas, unos disparos, a lo lejos la voz de la profesora llamándola: Avalos...
¡Un momento! ¿La voz de la profesora?
La profesora golpeaba el borrador contra el pizarrón para que su alumna se despierte.
-Otra vez durmiendo en mi clase, Avalos. Me pregunto si se duerme siempre, o solo es en mí clase -la profesora Pargas ya estaba cansada de tener que despertar a Macarena- si no es usted es alguna de sus amigas.- Esa frase la dijo un poco más alto, ya que una de sus amigas estaba durmiendo unos bancos más atrás.
Isabella le dio un golpe con su codo a Milagros para que despertara.
-Yo me opongo. -Gritó ésta poniéndose de pie.
-Sentáte boluda. -Le susurró su amiga agarrándola del brazo.
-No, solo en la suya -Negó tratando de no reírse por la cara de cansancio de su amiga, la noche anterior se quedaron horas viendo películas de terror- es que su clase es muy aburrida.-Ella odiaba a la profesora, la profesora odiaba a Macarena, el odio era mutuo.
-¡Sos una mal educada!
-Mire como le falta el respeto. -todas las personas, aunque lo nieguen tienen o tuvieron a una persona a la cual odiar con todo su ser, para Macarena esa era Rocío. Y sus comentarios no ayudaban a que ese sentimiento cambiáse.- Debería de llevarla con el director.
-¿Qué te metés, ignorante? -Macarena se levantó de su silla para poder verla con superioridad- Además te hacés la educada ¿Por qué no te vas a la plaza a drogarte y me dejás en paz? ¡Pedazo de herpes con patas!
-¡Ya basta! -intervino la profesora- Avalos, vamos a la dirección.
Esto lo iban a pagar, Macarena dio una última mirada de odio hacia Rocío, antes de llegar a la puerta se dio vuelta para ver a sus amigas.
Les sonrío.
Nadie más que ellas sabían el significado de esa sonrisa, después de tanto tiempo de esperar llegó el momento. El momento en el que todos se arrepentirían de haberse cruzado en sus caminos.
-Al fin se fue la rara -comentó Rocío- aunque quedaron tres.
Las tres amigas se rieron, lo que provocaba que todo el salón estuviera de acuerdo con Rocío. En el fondo, pero bien en el fondo sentían pena por sus compañeros, pero al final siempre ganaba el odio, el odio era mucho más fuerte.
Macarena fue suspendida por una semana. Durante esa semana las chicas estuvieron dándoles los últimos detalles a su plan. En cuanto Macarena volviera lo ejecutarían.
Y esa semana pasó más rápido de lo que esperaban.
Habían esperado a que se hiciera un poco tarde y que todos entraran a la escuela, no querían arriesgarse a que alguien llagara después y que se perdiera de todo. Ni una persona en el patio había cuando entraron. Sin decir una sola palabra se dirigieron a su salón, no tenían nada que decir. Todo estaba organizado, todas sabían lo que tenían que hacer, en qué momento y cómo.
El padre de Macarena era un experto en químicos y ella aprendió muchas cosa de él. Por ejemplo el cómo hacer una bomba que largue gas somnífero, la cual llevaba en su mochila junto con un bidón de nafta. Sus amigas al igual que ella también llevaban un bidón con combustible en las suyas.
Las cuatro amigas comenzaron a vaciar los bidones alrededor del salón. Belén y Macarena hicieron los cálculos de cuánto tenían que utilizar, por lo que Belén metió la bomba dentro del salón y luego junto con máscaras entró con Milagros; mientras Macarena e Isabella siguieron afuera.
…
-Yo creo que ya está, Isa -Maca veía como su amiga seguía rociando el líquido por todas partes. -No debiste de traer cuatro bidones más de lo que acordamos.
-Pero si no es nada, es mejor prevenir que lamentar. -Se defendió Isa- igual no traje solo cuatro, hay más pero los escondí por la escuela. Pero si querés no los tiro.
-No, no los tirés, y apuráte que quiero ver la cara de Rocío cuando despierte.
-Y ayudáme ¿Para que te pago? -No me pagás- calláte.
Macarena no pudo evitar reírse- Me hubieses dejado que yo te contestara. -dijo por el monólogo que acababa de hacer su amiga. Isabella hablaba sola muy seguido.
-No. Era más divertido si lo hacía yo sola -siguió tirando de su bidón mientras tarareaba una canción. -Listo terminé, vamos con las chicas.
...
Se reunieron en el salón cuando ya se estaban despertando sus compañeros. Un efecto secundario del gas es que tardarían en recobrar la cordura. Pero sería demasiado tarde. Apenas podían relacionar donde se encontraban, pero como era de suponer la primera en hablar fue Rocío.
-¿Donde estoy? ¿Y ese olor? -se estaba quejando cuando vio a las cuatro chicas paradas en la puerta. -Claro, las raras tenían que estar atrás de todo esto.