El frio golpea mi rostro, la parte inferior sangra, sosteniendo con dureza mi arma dispuesto a reaccionar si considero necesario,
-No lo hagas –ordeno manteniendo la actitud fría que necesito en estos momentos
Su sonrisa torcida demuestra que no obedecerá, ejerciendo presión sobre el delgado cuello de la niña, quien no para de llorar mirando suplicante asía mí.
-Maldita sea – grita provocando un eco que resuena en todo el callejón
Relame sus labios aproximándose hacia las rosadas mejillas de su víctima lamiendo con placer las lágrimas que descienden hasta su barbilla
-Te lo advierto – amenazo preparando mi pistola
El carcajea mirándome con diversión moviendo juguetonamente la navaja que sostiene entre su mano, frotándola contra el cuello de mi hija quien se remueve aterrada por el espectáculo que aquel psicópata sostiene frente a mi
-Suéltala - ordeno sin una pisca de duda en sus voz señalando mi arma
Muerdo internamente mis mejillas guardando todo el coraje que produce en mí , suspire sintiendo el olor a tabaco y lluvia que siento en el aire , me preparo dispuesto a disparar al secuestrador de mi hija pero deserto suelto el tiro al aire lanzando lejos de mí la pistola , observo su expresión de satisfacción prosiguiendo a bajar la navaja lejos de mi niña
-Cumple –ordene mirándolo con rabia, cada musculo de mi cuerpo ardía de impotencia
Mi pequeña niña sonríe aliviada, limpiando las lágrimas de su rostro, una muñeca sucia así se veía llena de tierra y sangre quien sabe de quién tal vez de las victimas del tipo frente a mí
Me aproximo lentamente hacia ella quien extiende sus manos en busca de mi protección, la mirada de su captor recae sobre nosotros quien se muestra impaciente por la atención que le pongo a mi nena
-Dejare el caso-hablo deteniéndome frente a mi hija –No nos vuelvas a buscar
Un disparo resuena seguido de tres más, un grito estalla, caigo de rodillas mirando los pequeños ojos de mi hija quien llora desconsoladamente
-Yo no vine por ti- explico aquel pelinegro acercando su labios a mi oreja – Vine por ella – pausando –Ella es una de las diecinueve
Sentí miedo, mis manos temblaban y mi corazón latía mas rápido mis ojos picaban presintiendo lo peor que le podía suceder a la luz de mis ojos
Negué repetidas veces golpeando el piso con fuerza mientras ella me observaba llena de miedo, llorando y negando para sí misma que esto estaría pasando
-Morirás muy pronto – alejándose de mi jugando con el gatillo de una pequeña arma que traía camuflada bajo su camisa – Me la llevare, los polis pueden llegar y todo mi divertido juego se ira al caño
-Concédeme un último a este hombre que muere por tu mano- apoyándose en el concreto –Que harás con las niñas
El negó, sonriendo aproximándose frente a mí tomando mi barbilla mirándome directamente a los ojos
-Es una sorpresa- contesto contando de cinco en cinco haciendo una variación en el diecinueve– cinco, diez, quince ,diecinueve ,veinte-
No sobreviviría pero ganaría tiempo para que las patrullas llegaran si la salvaba sería el mejor y último trabajo que haría como policía y padre
-Que hiciste con mi esposa – pregunte ejerciendo presión sobre la herida de mi pecho –removiéndome incomodo por la perforación que tenía en mi pierna izquierda
-No lo intentes- hablo mostrando un semblante molesto
-Qué cosa –pregunte
-Ganar tiempo- apuntándome con la pistola –Es en vano