Las dimensiones de la serpiente

Segunda dimension (5)

            Un flash cubrió la habitación. Al abrir los ojos, Karol —nuestra Karol— se vio envuelta en la oscuridad que se tragaba la pieza. Se quedó quieta, palpó sus piernas, miró hacia todos lados y se encontró con que pronto despertaría.

            Parpadeó con fuerza para ver si era un sueño o no; todo era demasiado real como para ser alguna ilusión. Caminó hacia la puerta, bebió un vaso de agua y se fue lo más lejos posible.

            «Tal vez si dejo que me vean todo se vuelva demasiado terrible. ¿Estoy aquí acaso?» se dijo antes de acercarse a su propia ventana.

            La Karol de la otra línea temporal —representable como Carol[1]— aún no despertaba del todo. No sintió los ruidos y se fue a arreglar para el evento del día: entrevistar a Wattson.

            Karol estaba nerviosa. No sabía qué pasaría si tenía contacto con Carol y eso la abrumaba. Trató de calmarse, pero sentía mucha adrenalina en su cuerpo. «Cambiar de línea temporal no es algo fácil de asimilar» se decía buscando algo de paz interior.

            Miró de nuevo por la ventana y vio que ya se había levantado. Se escondió en el patio hasta que recordó que Big Milly despertaba a esa hora.

            Fue a comprar a un negocio opuesto al lugar de la reunión. Aún estaba algo asustada; miraba casi frenéticamente a todos lados hasta que la dueña la atendió.

            —Dígame, ¿qué se le ofrece?

            —Deme un agua mineral con sabor.

            —Cómo no…

            En las noticias todo iba igual que en la mañana. Sintió el andar de un motor y se le erizó la piel.

            «¿Y si en realidad esta línea no es igual a la mía? ¿Y si al estar aquí estoy cambiando algo y no pasa lo mismo que hoy en la mañana? Tal vez me descubra a mí misma y algo pésimo pase. No sé cómo será la estructura de la realidad ahora» se decía totalmente alarmada.

            El motor del auto se detuvo. Creyó que podría ser el chofer del taxi de la agencia que pasaba a comprarse un refresco. Sería un día largo.

            —¿Algo más, señorita?

            —Una barra de chocolate, por favor.

            El corazón de Karol saltaba en su pecho. Juntó valor y miró hacia atrás dispuesta a encontrar el fin de los tiempos.

            Un hombrecillo de aspecto común la miró extrañado. «¿Qué bicho le habrá picado a esta loca?» pensó. Karol suspiró, pagó y salió rápidamente. Sabía que pronto Carol saldría de casa y podría sentarse a idear un plan para no ser descubierta en aquella línea de la realidad.

            Estaba en la desesperación misma nuevamente. Por un momento sintió que quería morir luego para poder tener al menos una certeza, pero el recuerdo de la hora se lo impidió.

            Caminó de vuelta a casa engullendo la barra de chocolate y bebiendo el agua. El escurrimiento que tenía por la mejilla derecha no la detuvo. Se limpió con la manga derecha y sacó la llave. Entró rápido y comenzó a pensar nuevamente una forma de salvarse del contacto con sí misma. Movió la vista por toda su habitación y la foto del velador le dio la idea de oro.

            «Gracias, primita linda. Gracias a ti podré hacer hora y revisar una vez más las anotaciones de Wattson» dijo en medio de sus zancadas al baño.

            Abrió el botiquín y estrenó una tintura que nunca había pensado en usar antes de volver a revisar los apuntes. Tal vez existiera algo sobre Wattson que no recordaba. O tal vez necesitaba algo más de información sobre el Proyecto Leviatán.

            «Tal vez hay algo mal aquí» pensaba Javier. «Puede que Wattson no sea él. Puede ser que esté tramando algo… ¿Habrá llevado guardia Carol? Puede que sea un tipo más peligroso de lo que podamos imaginar…» continuaba mientras daba vueltas en la silla del computador.




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