Al llegar el flash se sintió mareada. Quiso saber qué sucedería con el corazón en la garganta. Las imágenes de su vida comenzaron a pasar frente a sus ojos con ella mirando inmóvil aquel desfile. Sentía sus fuerzas escapando de su cuerpo y trató de luchar por comprender qué estaba pasando.
Cuando abrió los ojos se encontró con una fuerte luz. El sol se ocultaba en una cortina de nubes color cemento en el cielo.
Carol sintió un gran alivio al sentirse viva y darse cuenta de que era la única persona en la azotea. Descansó unos segundos antes de llamar a Viaceslav.
—Todo salió bien, jefe —dijo con tono cansado.
—Perfecto, ¿dónde estás?
—Bermudas.
—Te mandaré transporte.
—Que sea bueno. Esta es la última, jefe.
—¿Es en serio?
—Sí. Ya he solucionado todo lo que tenía que solucionar. Es hora de dedicarme a algo que me dé más tiempo. No se preocupe por mí, el periodismo siempre me mantendrá moviéndome.
—Vaya… supongo que te haremos una despedida. Por los años de servicio.
—Por los años de servicio.